ZARAGOZA | Durante el mercado veraniego el Real Zaragoza estuvo enfrascado en la tarea de confeccionar un equipo competitivo y completo en todas las líneas. Las buenas relaciones con el Atlético de Madrid facilitaron la llegada de tres futbolistas que ayudaron a elevar el nivel de la plantilla en diferentes zonas del campo. Uno de estos futbolistas es Santiago Mouriño, que recaló en la capital aragonesa tras realizar parte de la pretemporada con el cuadro rojiblanco.
Tanto Jair Amador como Alejandro Francés comenzaron la temporada realizando actuaciones sobresalientes, por lo que el debut de Mouriño tuvo que esperar. No fue hasta la jornada 5 – coincidiendo con la ausencia de Alejandro Francés- cuando pudimos ver al charrúa en el terreno de juego. Fueron pocos los minutos que bastaron en el Municipal de Cartagonova para saber que el Real Zaragoza cuenta con un defensa central que posee unas condiciones cuanto menos prometedoras. Y es que el estreno del uruguayo frente al Cartagena fue especial y pudo lucir muchas de las cualidades que le caracterizan.
Mouriño es un central diferente. Posee, además de gran envergadura, esa garra que tanto caracteriza a los defensores uruguayos. Su 1,86 le permite salir vencedor en la gran mayoría de los duelos, tanto por alto como por bajo. Asimismo, se trata de un defensor muy rápido, cuya gran zancada sobresale con respecto a su capacidad para acelerar. Con el balón en los pies evita todo tipo de complicación, y sus porcentajes de pase hasta la fecha -90% y 95% respectivamente- evidencian la precisión del uruguayo en la entrega.
En cambio, Mouriño todavía cuenta con algunos aspectos a pulir. La inexperiencia le puede jugar una mala pasada a la hora de tomar decisiones. En ocasiones, debido a su estilo de juego, puede resultar excesivamente agresivo, cometiendo faltas y realizando acciones que bien podrían haberse evitado.
Sin duda, la irrupción de Santiago Mouriño en el once ha estado condicionada por la convocatoria de Francés con la sub 21, pero el rendimiento que ha ofrecido el uruguayo en estos dos encuentros no ha dejado indiferente a nadie. En virtud de la polivalencia de ambos, el técnico valenciano podría juntarlos en un mismo once, uno de ellos actuando como defensa central y el otro ocupando el carril derecho, pero es una opción poco consistente a día de hoy. La competencia en el eje central de la defensa es muy elevada y si ambos mantienen un buen nivel, Escribá tendrá la complicada tarea de decidir semana tras semana quién será el acompañante de un Jair aparentemente inamovible del once inicial.
(*) Artículo escrito por Javier Aragón, nuevo redactor del Real Zaragoza en Sport Aragón.