Aragón, una de las comunidades autónomas de España con una rica tradición gastronómica, se caracteriza por ofrecer una variedad de carnes de alta calidad que han sido parte fundamental de su cultura culinaria. Desde las tierras altas del Pirineo hasta las planicies del Ebro, cada rincón de esta región aporta su esencia a la mesa. Aquí exploramos las mejores carnes para degustar en Aragón, sus características y su conexión con el territorio.
1. Ternasco de Aragón, el emblema de la cocina aragonesa
El Ternasco de Aragón es sin duda la carne más representativa de la región. Este cordero joven, alimentado con leche materna y cereales, es reconocido por su ternura y sabor suave. Es la primera carne fresca en España que obtuvo una Denominación de Origen Protegida (DOP), lo que garantiza su calidad y procedencia.
Tradicionalmente se prepara al horno, acompañado de patatas, aunque también destaca en recetas más innovadoras como costillas a la brasa o guisos. Su versatilidad lo convierte en un imprescindible en cualquier mesa aragonesa.
2. Jamón de Teruel, una joya de la montaña
Aunque técnicamente es un embutido, el Jamón de Teruel merece mención especial por su influencia en la cocina aragonesa. Elaborado con cerdos criados en la región, destaca por su textura tierna y su sabor equilibrado, menos salado que otros jamones ibéricos.
El Jamón de Teruel es perfecto para acompañar carnes como el solomillo de cerdo o para realzar el sabor de estofados y platos de cuchara.
3. Carne de vacuno del Pirineo, robustez y autenticidad
En el Pirineo aragonés se crían vacas de razas autóctonas como la Pirenaica, alimentadas de manera natural en pastos de alta montaña. Esta carne es reconocida por su textura marmórea, su sabor intenso y su alta jugosidad.
Ideal para chuletones a la parrilla, estofados o incluso en hamburguesas gourmet, la carne de vacuno del Pirineo es una opción para quienes buscan calidad y sostenibilidad.
4. Pollo de corral, un clásico con historia
En las zonas rurales de Aragón, el pollo de corral ha sido una carne básica durante generaciones. Criados al aire libre y alimentados de manera tradicional, estos pollos ofrecen una carne más firme y sabrosa que las versiones industriales.
Una de las preparaciones más tradicionales es el pollo al chilindrón, un guiso con pimientos y tomate que captura la esencia de la cocina aragonesa.
5. Caza menor: conejo y perdiz
La caza menor también tiene un lugar destacado en la gastronomía aragonesa, especialmente en otoño e invierno. El conejo es popular en recetas como el conejo al ajillo, mientras que la perdiz se prepara a menudo en escabeche, una técnica que realza su sabor y prolonga su conservación.
Un maridaje perfecto
Para acompañar estas carnes, los vinos de Aragón son aliados imprescindibles. Denominaciones de Origen como Cariñena, Somontano o Campo de Borja ofrecen una amplia variedad de tintos y rosados que realzan cada plato.
Productores regionales y locales
Todos estos productos pueden encontrarse en numerosos productores y distribuidores locales como es el caso de MercaZargoza. Su mercado de carnes está formado por el matadero y algunas empresas que se dedican a la comercialización de productos cárnicos.
Dispone de líneas de sacrificio y servicios para las especies vacuno, ovino y porcino, contando con una superficie ocupada total de 12.335 m2 e incluye cámaras frigoríficas, área de despiece y sala de ventas.
Tradición y sostenibilidad
El compromiso de Aragón con la calidad de sus carnes no solo radica en el sabor, sino también en la sostenibilidad. Los métodos de cría respetuosos con el medio ambiente y las tradiciones locales aseguran que cada bocado sea una celebración de la tierra.
Si visitas Aragón, no dejes de probar estas carnes emblemáticas en restaurantes tradicionales o en mercados locales. Cada plato cuenta una historia, y cada sabor refleja la riqueza cultural y natural de esta fascinante región.