Descubrir nuevas rutas se presenta como uno de los grandes alicientes para los ciclistas, sobre todo para aquellos que disfrutan de la montaña y sus paisajes. Por eso no tienen inconveniente en desplazarse hasta los lugares de la península con los mejores recorridos, como es el caso de Aragón. Para viajar con su bicicleta hasta esta zona, la mayoría se decanta por los portabicicletas bolas, sobre todo por las prestaciones que ofrece.
Se trata de la opción más cómoda y segura para transportar hasta cuatro bicicletas, por lo que si decides viajar en familia o con tus amigos, no dudes en recurrir a este sistema. Destacan por mantener el centro de gravedad del vehículo bastante bajo, conservando la estabilidad en carretera, lo que no afectará en ningún momento a la conducción. Apenas hay aumento en el consumo o en la sonoridad.
En lo que se refiere a su instalación, resulta de lo más sencilla, así que tampoco necesitarás de mucha destreza. Siempre que sea posible nos decantaremos por los portabicicletas de bola abatibles, ya que nos permitirá acceder al maletero incluso con las bicicletas ya montadas en él. La mayoría de estos modelos ya vienen con porta matrícula y pilotos traseros.
No entran en contacto en ningún momento con la carrocería del vehículo, por lo que se minimiza el riesgo de daños o arañazos. Por lo tanto se presenta como la solución más conveniente para cubrir aquellos viajes de larga distancia en los que tengas que transportar tu bicicleta.
Las rutas en bicicleta para descubrir Aragón
A través de los recorridos en bicicleta podemos conocer nuevos territorios. Es una manera diferente de combinar el deporte, con la naturaleza y el turismo, descubriendo parajes desconocidos. Desde el valle del Ebro hasta los Pirineos, las tres provincias de Aragón nos ofrecen una propuesta muy variada de rutas. No hay que olvidar que se trata del tercer destino del país que más turistas extranjeros recibe para la práctica de cicloturismo.
Vía verde del Escachamatas
Nos adentramos por un recorrido muy sencillo para hacer en bicicleta de montaña, que se integra dentro de las llamadas Rutas de la Garnacha. Se tratan de 6,2 kilómetros sin apenas desniveles que transcurren por la vía verde entre Borja y Magallón, en la provincia de Zaragoza. Pasaremos entre olivos, viñedos y huertos, que servirán para amenizar el trayecto.
Una propuesta muy interesante para salir a pedalear con la familia. En menos de una hora se puede cubrir.
Camino natural de Ojos Negros
Hacemos una incursión por la provincia de Teruel para hacer una ruta un poco más complicada. El Camino natural de Ojos Negros consta de 46,8 kilómetros, que discurren sobre el antiguo trazado de un ferrocarril minero.
La senda tiene la salida en la antigua estación de Santa Eulalia finalizando en el puerto de Escandón. Por el camino se pasará por Cella, Caudé y Valdecebro. El periodo medio para cubrir este recorrido es de 4 horas y media, aunque si todavía te sientes con fuerzas puedes alargarlo hasta Albentosa, en la frontera con Valencia, que te permitirá añadir cuatro horas más.
Vía verde del Val de Zafán
Se trata de otra vía de ferrocarril que se ha reconvertido en senda para los cicloturistas. Tiene la particularidad de que es la segunda vía verde más larga del país, uniendo en sus 130 kilómetros Puebla de Híjar con Tortosa, en Cataluña.
Nos encontramos con un trazado que recorre espacios con gran valor histórico y paisajístico, que nos conducirá por las comarcas turolenses de Bajo Martín, Bajo Aragón y Matarraña hasta llegar a la comunidad vecina.
Vuelta al Moncayo
Esta ruta de BTT es una de las opciones preferidas por los ciclistas de la zona. Consiste en un recorrido circular que parte desde los 1.100 metros de altura y llega hasta los 1.900. Nos garantizará unas vistas estupendas.
Aunque el camino presente un buen estado, habrá que prestarle una cierta atención a algunos tramos de subida o de bajada con piedra suelta. La salida y la llegada se pueden realizar desde el parking del Centro de Interpretación de Agramonte.
Miradores de Aínsa – Cerro Cotón y Partara
Es una ruta corta, pero con un grado de dificultad alta, en gran medida debido a los descensos y ascensos tan vertiginosos. Requiere de bastante potencia en las subidas, pero también de mucha destreza para disfrutar de ella en las bajadas sin ningún tipo de sustos. Consta de 16,5 kilómetros y suele hacerse en un par de horas.
Arranca en Aínsa, y casi sin calentar nos encontraremos con una rampa de medio kilómetro del 15%. Se asciende hasta Cerro Cotón, donde encontraremos varios miradores y la antigua Torre de Tou. A partir de ahí se inicia el primer descenso hasta el camping de Morillo de Tou, en donde el grado de la pendiente y el tipo de terreno lo convierten en todo un desafío incluso para los ciclistas más experimentados. El punto más alto lo alcanzaremos en la cima de Partara, con 859 metros.
Su bajada es larga y no excesivamente compleja. Para los amantes de la velocidad será toda una delicia, con curvas de 180 grados, sendas estrechas y pendientes pronunciadas.