ZARAGOZA | Las pistas del nuevo Real Zaragoza se basan en dos nociones fundamentales: la recuperación de la solidez defensiva y un cambio de tendencia en La Romareda. La presentación de Gabi Fernández sirvió para subrayar esas dos intenciones, las reglas del nuevo Zaragoza. “Tenemos que ser un equipo más sólido, que esté juntito y en el que todos los futbolistas se responsabilicen de la situación defensiva”. En el boceto de su Zaragoza está evitar una sangría defensiva, con un equipo que ha encajado 18 goles en los últimos 10 partidos.
La recuperación del equipo, basada en el plano anímico, tendrá un santuario fundamental. El amuleto, maldito a lo largo de toda la temporada, debe tener una vida nueva con Gabi Fernández. El técnico, artífice de salvaciones y líder entre líderes, cree que todo pasa por La Romareda: “Hay que recuperar la energía para jugar en La Romareda. He vivido partidos en los que el estadio nos ha apoyado a muerte y otra que ha perjudicado al equipo. Necesitamos solucionarlo entre todos”.
La defensa y La Romareda, las claves Del Real Zaragoza
Entre las cuatro patas de su mesa, la afición juega un factor fundamental. Capaz de cambiar la dinámica desde la grada, el público necesita estímulos de su plantilla, una respuesta diferente a todas las anteriores. Los 16 de 45 puntos explican una temporada maldita, que empezó a torcerse a los ojos de su público, que nunca volvió a las luces del inicio. Ante ese factor y los silencios, la voz de Gabi puede ser capaz de reunir a la grada, de pacificar el ambiente.
Centrado en el apartado defensivo, basta revisar sus primeros entrenamientos para descubrir sus primeras pautas. Gabi incide en la intensidad y la presión, en un juego que se estructura a través de la generosidad y el comportamiento colectivo. Jugar juntos, defender cada metro y morir por el de al lado. El técnico incide en la voluntad de ser un equipo rocoso, difícil de batir y en la urgencia de volver a vencer en casa.
La clave de la salvación está en la defensa de La Romareda y en la defensa a secas. Y todo pasa porque el equipo vuelva a comportarse como una unidad.