ZARAGOZA | El modelo de Gabi Fernández se estructura a través del orden y del compromiso, también de un ambiente mágico en La Romareda. El Municipal será vital para la salvación, en un Zaragoza nunca se rinde que esta semana tiene acento francés. Mañana, en la siguiente final de las ocho que restan, estará enfrente el Eibar de Beñat San José, que no ha perdido desde que tomó el relevo de Etxebarria en el banquillo. El técnico, debutante en el fútbol profesional, ha cambiado la racha pero ha sabido mantener algunas nociones fundamentales. Matheus Pereira sigue siendo una pieza estratégica, absolutamente elemental. Hábil en el fútbol directo, las amenazas de Jorge Pascual y Antonio Puertas sobrevolarán La Romareda.
Los secretos del Zaragoza de Gabi se ordenan en torno a seis letras. Juntos. En ese concepto cabe una fórmula de juego, una idea de club, un modelo de plantilla y una receta para la salvación. Basta ver el ambiente de La Romareda para certificar que la unidad resume ahora el panorama, el camino para salvar la bola más comprometida de la historia. Para el duelo ante el Eibar se espera una movilización similar de la grada, más teñida de blanco que en las citas anteriores.
El Real Zaragoza de Gabi Fernández: un equipo y una unidad
Nadie sobra en las ocho finales que quedan por jugar. El duelo ante el Mirandés sirvió para que la revancha de Jair Amador o Dani Tasende se viviera en el gol. Pero también para probar que Enrique Clemente, Adu Ares o Ager Aketxe también encajan en la idea de Gabi Fernández. En el caso de los dos últimos cabe un requisito: si los dos ponen su talento al servicio del equipo pueden tener su momento en la recta final del curso. Se espera que Pau Sans tenga también alguna titularidad, mientras Liso quiere recuperar a partir de las nociones más básicas su fútbol de siempre.
Si todos pueden jugar, hay algunos que no pueden faltar. Gabi ha encontrado una columna vertebral que se organiza en torno a un número especial. Seis nombres tiene su esqueleto: Jair Amador y Vital; Francho, Arriaga, Guti y Mario Soberón. Los goles del 7 son una certeza y también la apuesta más rentable de cara al duelo de mañana.
En la siguiente final por la salvación, seis letras y una palabra pueden marcar la diferencia.