Bien es sabido por todos que este Huesca es distinto al de otros años. Las victorias no son tan solventes como el curso pasado, pero el juego del conjunto oscense está a un nivel muy alto. Las ideas de Rubi, que poco a poco han ido calando en la plantilla, han llevado al equipo altoaragonés a los puestos de ‘playoff’ otra jornada más.
La parte ofensiva de la SD Huesca se está convirtiendo en una de las más temidas de la división. No solo por delanteros como ‘Cucho’ Hernández, que ha demostrado ser peligroso desde casi cualquier posición, sino por el centro del campo y su capacidad para la elaboración y finalización de las jugadas. La primera parte del encuentro contra el Cádiz fue un recital: el Huesca llegó al descanso superando el 60% de posesión, habiendo desplegado un juego con el que superó notablemente a la defensa gaditana. Pero el dato de la posesión fue incluso mayor durante los primeros 20 minutos de partido, en los que el Cádiz se vio completamente superado.
El cambio en el esquema es lo que ha propiciado esta mejoría a nivel de juego y calidad en el trato del balón. Pese a que el año pasado había partidos en los que el Huesca ganó con mucha solvencia, el estilo de juego era menos vistoso y estaba muy influenciado por la figura de Samu. Con dos pivotes defensivos y un equipo volcado a los contragolpes, el Huesca buscaba no conceder muchas ocasiones y crear peligro con espacios. Con un 4-2-3-1 muy claro con dos hombres retrasados como Aguilera y Melero, el Huesca sufrió contra equipos que se gustaban con el balón.
Sin embargo, ahora son los azulgrana los que quieren la posesión del esférico. El cambio al 4-3-3 libera a Melero y a Sastre, dejando solo a Aguilera o Luso como unión con una defensa teóricamente menos asediada por el dominio de la posesión. El rol liberado de los centrocampistas les ha llevado a incorporarse en la presión arriba o a subir para rematar jugadas, también con la testa. Claros ejemplos son Melero, con los 6 goles que lleva; Sastre el pasado sábado, con estreno goleador includo, o incluso Aguilera, ante el Reus.
Las bandas, claves
Pero no todo acaba ahí: los extremos, volcados a atacar la pasada campaña, se centran en crear juego y colgar balones al área. Álvaro Vadillo es el jugador que mejor está comprendiendo este factor. La pasada temporada acumuló 7 goles, mientras que en la actual no ha visto portería aún. No obstante, está haciendo lo que el técnico catalán espera de él: ayudar en defensa, presionar arriba y dar el último pase, a parte de combinar más y hacer menos florituras. En este nuevo rol, ronda los 200 pases dados y ha colgado más de 15 balones para el remate. Lleva ya 5 asistencias, colocánodse como segundo máximo asistente de la competición.
Su compañero por derecha, Álex Gallar, está también en la onda del andaluz, pero con menos fortuna. Pese a que sí ha visto puerta -anotó contra el Reus- y que sus actuaciones son cada vez mejores, tan solo ha dado 2 asistencias. Aunque lo cierto es que tanto él como Ferreiro están tratando de crear más juego entre líneas que de hacer asistencias de gol con balones filtrados, por lo que sus menores estadísticas decisivas con respecto a Vadillo son lógicas.