ZARAGOZA | Víctor Muñoz y Xavi Aguado son dos de los nombres que han marcado la vida deportiva de Alberto Zapater. Víctor le promocionó al primer equipo y fue el espejo en el que Zapater siempre quiso mirarse. Xavi Aguado también estuvo en ese lugar de la historia y solo él y José Luis Violeta superan al ejeano en encuentros con la camiseta del Real Zaragoza (473). Los dos se reúnen con SportAragón al otro lado del teléfono y sus voces se solapan para definir al capitán, que jugará hoy su último partido.
El primer Zapater
Víctor Muñoz: “En su primera pretemporada, Zapater mostró cualidades para ser un jugador clave y su debut llegó en la Supercopa, el último titulo que hemos podido levantar”
Xavi Aguado: “En juveniles, vimos que Alberto Zapater tenía posibilidades en el primer equipo. Se lo comenté a Víctor Muñoz y le dije que me recordaba a él”
Víctor Muñoz le dio su primera oportunidad en la Supercopa y vio en él las virtudes de un jugador ejemplar, que supo serlo en el punto exacto en el que los títulos estaban al alcance de la mano: “Su juventud y sus capacidades físicas le hacían distinto. Entonces éramos un club muy importante dentro del contexto del fútbol español. Durante la pretemporada, Zapater mostró cualidades para ser titular en aquel Real Zaragoza y esa circunstancia se produjo de manera merecida. Su debut llegó en la Supercopa, el último título que hemos podido levantar”.
Xavi Aguado fue un actor más de ese relato. Retirado por las lesiones, sus primeros pasos fuera del césped llegaron como agente, junto a Carlos Espatolero. Su proyecto nació con una idea: darle oportunidades a la cantera aragonesa. Entre sus elecciones, estaba un chico ejeano que llenaba el campo de esfuerzo: “Con Alberto Zapater tuvimos muy buen trato desde el principio. Nos impactó el aspecto físico, dominaba las dos áreas. Tenía un porcentaje altísimo de recuperaciones. En juveniles, vimos que tenía posibilidades para jugar en el primer equipo. Se le comenté a Víctor Muñoz y le dije que me recordaba a él. Me explicó que podía hacerle un hueco para la pretemporada en Suiza. El día anterior al viaje, Zapater contactó conmigo: no le había llamado nadie. Hablé con Pedro Herrera y lo incluyeron a última hora en la lista. Cuando tuvo que viajar, no sabía ni qué ponerse. Siempre bromeo con él y le digo que si no me hubiera llamado, no habría ganado la Supercopa”.
En ese punto de la conversación, Víctor Muñoz define las cualidades de un futbolista longevo y especial: “Siempre fue un jugador consistente, que dio seguridad al centro del campo: proponía para los delanteros y ayudaba a la defensa. Siempre tuvo conciencia táctica y supo estar en el sitio idóneo para poder defender”. Aguado le toma el testigo: “Sus mejores valores eran la entrega y el sacrificio. Lo demostró en su primera oportunidad: en la Supercopa le amargó la tarde a Albelda y Baraja.”
Las dos voces que definen a Zapater recuerdan una variante táctica a la que el capitán supo adaptarse. Víctor Muñoz explica las condiciones que vio en él: “En algún momento, llegó a jugar de lateral derecho. Tenía buena salida de balón, era seguro y fuerte, con buen golpeo de balón y podía centrar muy bien”. Aguado prosigue: “Ocupaba muy bien los espacios. Por eso jugó bien en cualquiera de los dos laterales. En el aspecto físico tenía todas las condiciones. Era y es un futbolista muy completo, cuyas virtudes son la colocación, saber qué hacer en cada momento y trasladar a los compañeros ese vigor que hace falta para ganar los partidos”.
Zapater, capitán ejemplar
Víctor Muñoz: “Es un chico con sentido común, muy generoso en muchas cosas, ejemplar en lo personal. Esa es la razón por la que siempre ha sido muy querido entre sus compañeros”
Xavi Aguado: “Con el paso de los años, supo interpretar los partidos, apreciar la jugada. Adivinó un segundo antes lo que iba a pasar después”
Alberto Zapater fue pronto capitán y emblema del club. Pero la leyenda del Real Zaragoza se ha tenido que despedir dos veces. Xavi Aguado busca en su memoria los motivos de su primera marcha: “La primera vez que se fue lo hizo después de un ascenso. El club estaba endeudado hasta arriba, con una situación financiera muy complicada y Zapater era un activo fundamental. Por eso le traspasaron al Genoa y el equipo ingresó una cantidad de dinero importante. Después de Italia, Rusia y Portugal, pudo volver y demostrar que todavía seguía vivo, que podía ayudar en el campo y en el vestuario.”
Víctor Muñoz continúa la conversación en ese punto, cuando una sombra empezó a marcar su desarrollo: “Tuvo una fase en la que las lesiones le impidieron rendir en la edad más importante de un futbolista. En esa franja de edad, que va desde los 26 a los 29 años, adquieres la madurez ideal. Creo que si no se hubiera perdido sus mejores años, podía haber llegado más alto… Es una pena que no llegara a ser internacional. Después de superar todo eso, volvió a Zaragoza y vivió una etapa en la que fue fundamental. Puede estar muy orgulloso de lo que ha conseguido”.
El ejeano luchó contra la lógica y el tiempo en su regreso. Aguado describe las claves de su adaptación: “Ahora el fútbol tiene parámetros físicos mucho más altos y, a pesar del paso de los años, Zapater seguía teniendo poderío físico. Acumuló partidos y experiencias en un campo de fútbol, para apreciar mejor la jugada. Interpretó el juego y supo adivinar un segundo antes lo que iba a pasar después. Creo que ese ámbito ha sido esencial para mantenerse tantos años en la élite. Ha demostrado que en el fútbol la cabeza es lo más importante”. Muñoz le toma la palabra y descubre también algunos de los secretos de su carácter: “Es un ejemplo en lo personal, un chico muy locuaz, con sentido común y muy generoso en muchas cosas. Es esa la razón por la que sus compañeros siempre le han querido”.
Despedida
Víctor Muñoz: “A Zapater le hubiera gustado dejar al Zaragoza en Primera División, ese era su sueño”
Xavi Aguado: “Siempre tiene que haber referentes en el vestuario y Zapater ha asumido el papel de capitán con mucha dignidad”
Víctor Muñoz reflexiona primero sobre el final de su historia en La Romareda: “Él se veía para jugar un año más pero hay que respetar las leyes del fútbol y las decisiones de la gente que dirige el club: han elegido que no juegue más. A Zapater le hubiera gustado dejar al Zaragoza en Primera División, ese era su sueño. Es lo único que le puede quedar pendiente, como una ambición incumplida.” Aguado también le pone voz al final del ejeano: “En el fútbol cuesta asimilar que el final está cerca. Y nos ha pasado a todos. Zapater ha hecho buenos números en su último año y ha cumplido siempre. Pero el club y la parcela deportiva creyeron que era mejor buscar otro perfil. Me quedo con una idea: siempre tiene que haber referentes en el vestuario y Zapater ha asumido el papel de capitán con mucha dignidad.”
Su legado parece vigente en la plantilla y en las generaciones que vendrán después. Para Víctor Muñoz, Zapater “es un ejemplo de jugador, empezó en la Ciudad Deportiva y se retira del equipo de su vida. Cualquiera que juega en infantiles, cadetes y juveniles del Real Zaragoza, le debe mirar a él.” Aguado también le considera un modelo para los zaragocistas que vienen: “Creo que Francho Serrano, Marc y la gente que ocupa su puesto se han fijado siempre en él. Todos hemos tenido por delante a futbolistas a los que nos queremos parecer. A mí me gustaban mucho Migueli y Alexanco y parte de mi intuición defensiva vino porque me empapaba de lo que ellos hacían en sus partidos. Supongo que Alberto, cuando se fijó en Víctor Muñoz, hizo lo mismo. Y ahora imagino que Francho o Marc tendrán como referente a Zapater, porque el espejo que tienes delante es el que te permite hacer a ti las cosas que ha hecho otro”.
Ejemplo de zaragocismo
Víctor Muñoz evita las comparaciones en todos los tiempos verbales posibles: “Somos jugadores totalmente distintos, también en el carácter. Nuestros caminos han sido, son y serán totalmente distintos”. Aguado reflexiona sobre el significado del capitán: “Zapater ejemplifica los valores del zaragocismo. Todo chaval que nace en Aragón y quiere jugar en La Romareda se ve reflejado en él, por su sinceridad y el sentimiento hacia su club. Es un ejemplo de comportamiento, de actitud, de esfuerzo, todo se lo ha ganado con trabajo diario. Ha hecho muchas horas de entrenamiento invisible. Creo que es el modelo que deben tomar todos los futbolistas que quieran jugar en el Real Zaragoza.”
En su última intervención, Víctor Muñoz escribe, sin saberlo, el cierre ideal de la conversación, el resumen perfecto de su carrera: “A muchos les gustaría ser Zapater”.