Muchas están siendo las reacciones acerca de la figura de Leo Franco en las últimas horas. Y la verdad es que su evolución tiene a todo el mundo expectante. Pocos son 4 partidos para dilucidar cómo es el Leo técnico, el Leo entrenador, el gestor. Pero su puesta en escena pública, como míster, está atisbando la personalidad de un entrenador que necesita conocerse, necesita tiempo y en el fútbol es el tesoro mas codiciado. Es el peaje que se intuía que debíamos pagar, por eso es conveniente tener paciencia.
Si algo necesita Leo es conocerse. Conocer sus inquietudes, conocer qué quiere y cómo lo quiere y, sobre todo, conocer cuales serán los jugadores más apropiados para llevar a cabo su idea. Porque la tiene, porque ya está dejando algunas muestras de ella y porque como casi todas las ideas en el fútbol, sólo necesita las armas apropiadas para llevarla a cabo con precisión. Porque los esquemas son la mayor milonga del fútbol y la única fórmula para el éxito es buscar el contexto adecuado a las cualidades de tu plantilla. Todo lo demás son cuentos de parvulario. Como decía Valdano: “La meta es ganar y cada entrenador querrá lograrlo de acuerdo al tipo de persona que es. El conservador, defenderá; el valiente, atacará; el que tiene un compromiso estético, pretenderá belleza; quien crea “sólo” en la efectividad querrá dos puntos y nada más; el generoso pensará en el público; el inmoral en trampear y todos, absolutamente todos, dependerán de la categoría de los jugadores”.
“Aprender de los errores es esencial, lo contrario, la primera vela del sepelio”
Pues bien, con este relato no quiero nada más que poner de manifiesto que estamos asistiendo al conocimiento de quién es el Leo entrenador, que su idea lejos de ser mala, necesita tiempo, conocimiento y un asentamiento de inquietudes que debe llevar consigo la mejora y perfeccionamiento del grupo. Pero para ello deberá ser avispado, audaz y veloz. Aprender de los errores es esencial, lo contrario, la primera vela del sepelio. Leo es un entrenador pausado, sosegado, analista y hasta donde deja entrever, poco amigo de los cambios radicales. No hay nadie mejor que conozca los entresijos de ese vestuario y las virtudes de los futbolistas veteranos. Eso se nos dijo y no podemos dudar de ello. Estamos a su merced. No encuentro mayor desafío para un recién llegado. Démosle tiempo al tiempo.
Este Huesca posee innumerables recursos, porque los posee. Además, no tiene nada que envidiar a 6-7 equipos que no tienen un nivel superior al de los azulgranas. Y es por ello, que Leo debe empezar a atinar con la tecla que dé acomodo a la calidad de estos y les encuentre un contexto donde se encuentren a gusto y sean más efectivos. Si atendemos a sus palabras, la composición de la plantilla parece de su agrado.
Que Leo es un entrenador que siente que el equipo se desenvuelve mejor sin la posesión del balón ya lo estamos comprobando, o al menos si no es así, bien que lo está disimulando. Que el equipo prefiere armarse con un bloque medio bajo, también. Que busca la velocidad en las transiciones y tiene jugadores para ello, sin duda. Todas estas ideas son lícitas, respetables, efectivas por muchos momentos y hasta coherentes. Pero para ello, es importante empezar a comprender que no todos los jugadores son apropiados para ello, y que no todos los partidos servirá con esta idea. Que no siempre el rumbo lo cambian las individualidades y que en fútbol por mucho que quieres, no siempre se puede.
“Porque a veces, en el fútbol, no es cuestión de ver para creer. Basta con creer, y en la mayoría de casos, con trabajo y acierto, comenzar a ver”.
Y como digo, no se trata tanto del dibujo sino de qué futbolistas empleas para ello y lo que pueden ofrecerte. Que jugadores como Moi no les deja brillar jugar tan escorados a banda, parece una realidad. Que jugar a tan poca posesión y a tantos metros de la portería rival hace daño, lo estamos viendo. Que cuando el rival acumula gente por dentro, necesitamos de un esfuerzo extra que a la larga pagamos, está claro. Pues bien, aprendamos de ello. Si tenemos gente para correr, corramos, si tenemos gente para aguantar, aguantemos y si tenemos gente para luchar, luchemos. No hay mejor maestro, que el que sabe explotar con virtuosidad el potencial de sus alumnos.
La duda es la peor consejera.Y es allí donde se va a forjar el Leo entrenador. Su inexperiencia camina en su contra, pero posee la inmadurez de un joven que no debe tener miedo a equivocarse. Ser valiente en el fútbol no significa ser un suicida. Ser valiente es defender una idea y con la destreza suficiente, ponerla en marcha y conseguir que funcione. Y si ésta no funciona, tener los arrestos necesarios para, sin miedo, volver a buscar alternativas. Pero para ello se necesita claridad y acierto. De momento está dejando destellos de que este equipo posee ambas cosas, pero cuando no las encuentra, se le ve algo desdibujado, incómodo y dubitativo. Jugártelo todo al acierto es quizás demasiado atrevido.
“Siempre es bueno la crítica, la argumentación de opiniones, la versatilidad de pareceres. Pero sin caer lo fácil, en lo simplón, en la crítica del perezoso”.
Por eso es importante que Leo plasme su personalidad en el equipo, que este crea en su idea y, entre todos, consigan sentirse reconocidos. Es en ese camino hasta encontrar la identidad, es donde debe jugar un papel importante la afición. Afición que prácticamente llenó un Alcoraz precioso, bonito, moderno y mucho más confortable. Es momento de arrimar el hombro, han comenzado a llegar las primeras olas, pero queda tiempo; demasiado tiempo. Para pensar, acomodar tu idea, ejecutarla con precisión y disfrutar. “Ni cuando ganamos somos los más ‘guays’ ni cuando perdemos vamos a pensarnos cosas que no somos” apuntilló con acierto el técnico azulgrana tras el partido.
La afición azulgrana está alcanzando un grado de madurez importante, poco a poco, sin caer en extremismos, cosa muy de agradecer por otra parte. Porque aquí, siempre ha funcionado mejor la moderación y porque además, el momento actual pide rigor y análisis sosegado, en lo bueno y en lo malo. Nunca me sentí más alejado de los extremistas como ahora. Será que me estoy haciendo viejo, o será que hemos aprendido que donde hace 15 días se veían mimbres, ahora no puede haber lodazales. Siempre es bueno la crítica, la argumentación de opiniones, la versatilidad de pareceres. Pero sin caer lo fácil, en lo simplón, en la crítica del perezoso. Por eso es tan importante, a veces, detenerte un segundo, mirar a tu alrededor, observar, revivir lo pasado y volver a caminar. Porque en el fútbol, no siempre es necesario o posible, ver para creer. Basta con creer, y en la mayoría de casos, con trabajo y acierto, comenzar a ver.