Jamás se puede decir que la segunda división sea fácil. En ningún año, en ningún momento. Pero más complejo se antoja aún, si cabe, este año que acaba de comenzar. El escudo del león siempre va a estar entre los grandes. Pero la realidad nos lleva a la actual segunda división. Un infierno que se pisó en 2013 y del que aún no ha habido manera de salir. Pero para ello han llegado Vuckic, Chavarría, Jair, Bermejo, Adrián, Zanimacchia, Narváez, ‘Toro’ Fernández y el recién llegado Gaizka Larrazabal. También, contarán con los chavales que suben del filial: Nick, Francho y Francés. Por supuesto, con la firma del nuevo capitán del barco: Rubén Baraja
La gran importancia de sumar
Y es que para poder avanzar, y por tanto poder alcanzar el objetivo, hay que pelear, y luchar como nunca por los sueños. Siempre se dice que cada quién será lo que quiera ser. ¿Y si lo ligamos al fútbol? Por esa regla de tres, cada equipo estará donde quiera. Y el Real Zaragoza, si de verdad quiere llegar al cielo, a la élite, a ese lugar del que nunca debió salir, tendrá que pelear como si cada domingo fuese el último.
Para ello, por tanto, deberá lograr muchas victorias y conceder muy pocos puntos. No se puede esperar. No se puede recurrir al típico ‘queda mucho’, y no se puede fallar. La segunda división requiere de mucha concentración. Diría que más que en cualquier otra liga. Ya hemos visto casos de equipos ascendidos que al final han sido apeados de llegar al cielo por equipos que estaban descendidos. Y para ello, es importante entrar con buen pie en la liga.
Un empate estéril frente a Las Palmas
La primera jornada se puso de acuerdo con la tarde que presentaba La Romareda. Una tarde gris se presentaba en el feudo blanquillo. Los de Baraja, mientras el sol asomaba, lograban el uno a cero en un gol en propia puerta de Claudio Mendes, delantero del club canario. Después del 2 a 1 logrado por un zurdazo de Ros, el sol se volvía a esconder y el Real Zaragoza recibía uno de los goles de la jornada. El empate se instalaba cómodamente mientras las rojas volaban. Nieto, y anteriormente Lemos serían expulsados.
A ello me refiero, claro está, con la relación tiempo-resultado. El Real Zaragoza arrancaba y no tenía, como es lógico, tintes de equipo acabado. Muchos jugadores abandonaron el club y varios nuevos acababan de llegar. Pero una semana después, no debe ni puede haber escusas: Sólo y tan sólo vale la victoria. Para auparse a los puestos de arriba, para dar su primer paso, y sobre todo, para presentarse ante el resto de gallos, y recordarles, que el león nunca se fue.