HUESCA| El Huesca está más dividido que nunca. La afición despidió al equipo con pitos y la plantilla y el cuerpo técnico recriminaron a los suyos que no valoran la permanencia. El final del partido frente a la Ponferradina fue inédito. Los jugadores azulgranas se limitaron a consolar al rival que acababa de descender, mientras la afición altoaragonesa pitaba a su equipo tras sentirse defraudada y disconforme con lo vivido esta temporada.
El partido fue raro y los ánimos llegaron con cuenta gotas en un choque que según el entrenador “nadie era consciente de lo que estaba en juego”. Esa importancia no la supieron remarcar durante una semana de previa en el club a través de sus redes sociales y tampoco los protagonistas de la semana: Marc Mateu, Gerard Valentín, Manolo Torres y Cuco Ziganda. El Huesca tenía tres balas para sumar un punto que certificara la permanencia y la hinchada restó importancia al logro vivido ante la Ponferradina, que a la afición le parece una minucia.
Ziganda vivió por primera vez el partido cerca de la grada y allí notó el descontento del aficionado. El reciente paso por Primera División o el buen juego ofrecido por entrenadores como Anquela, Rubi Francisco o Míchel han subido la exigencia de una afición que no se conforma con la salvación y sobre todo con una segunda vuelta en la que solo han celebrado tres victorias. Sin embargo Ziganda se respalda en las palabras del director deportivo del club, Ángel Martín González, que pidió como objetivo los 50 puntos.
La plantilla dolida
Jorge Pulido, capitán azulgrana, insistía en la rabia contenida del técnico: “De puertas para fuera no he sentido esa importancia, pero en el vestuario sí. No he sentido esa importancia y quizás por eso me duela esta situación. Ojalá nunca nos veamos en la situación del Málaga; entonces valoraremos cómo estamos ahora. Yo he celebrado la permanencia. No hay que perder el norte ni descuidarse.”
¿Y ahora qué?
Al Huesca le quedan dos partidos, Lugo y Eibar. Dos choques en los que Ziganda decidirá si reparte minutos con los menos habituales o si sigue dando galones a los hombres que le han dado la permanencia. Sin embargo, la atención de los aficionados se centra en lo que pueda pasar en los despachos. Mientras la afición y el equipo parecen discutidos, las miradas no se ciernen en nombres propios de la directiva y todo el mundo espera la entrada de un “socio activo” que denominó Petón para que pueda dar orden a un club que parece descabezado.