– Gobierno de Aragón: ¿dígame?
– Hola, soy Francisco Giné, presidente del Bada Huesca: ¿me puede poner con el presidente?
– En estos momentos no puede atenderle, llame usted mañana.
Y así desde antes del Pilar de 2015 y a más de una decena de clubes de élite de nuestra región.
Uno entiende que estamos en épocas de vacas flacas, que es tiempo de aplicar fuerte la tijera y que las subvenciones son lo primero a la hora de aplicar el tijeretazo, yo eso puedo entenderlo. Pero usar la tijera sin previo aviso, sin explicación, echando a los leones al recién llegado Mariano Soriano mientras otros se lavan las manos me da mucha lástima y me cuesta entender, porqué somos tan “políticamente correctos” para algunas cosas y tan incorrectos para otras.
¿Cuesta mucho esfuerzo dedicar una o dos horas de un cargo para escuchar los problemas de unos clubes que pasean el nombre de pueblos y ciudades de Aragón por España y por Europa? Yo pienso que no, pero, a la vista está que otros no piensan como yo. Y mientras esto trae de cabeza, con cierta lógica, a los dirigentes del Balonmano Huesca, el equipo no acaba de coger la buena línea, sacudido además por decisiones absurdas, tomadas sin pensar ni meditar, y luego así nos va.
La semana pasada ya se hablaba con gran tino por cierto de la oportunidad que la Asobal y el mundo del balonmano están dejando pasar para buscar el apoyo popular de la gente. Mientras la gente se sorprende que más de 20.000 personas acudan a una final de Copa de rugby, deporte que me despierta gran curiosidad pero que en España tiene poco arraigo, otros ven como un club pega un portazo y se va dejándoles con los pantalones bajados. Esto no viene de ahora: hace dos temporadas, Balonmano Aragón no cumplió a tiempo los plazos para el pago y Bidasoa, descendido esa temporada pero con todo en regla se preparó para retornar a la Asobal.
Esta competición, la que quiso descalificar a Cangas y Teucro en el arranque de la temporada, le dio dos plazos extras a la entidad aragonesa para intentar que el equipo continuara en Asobal. Tras conseguirlo, portazo a Bidasoa y todo olvidado, y ahora, como pago a aquel favor, la competición se desprestigia de forma lamentable.
El empujón que supuso ganar el campeonato del mundo en 2013 prácticamente ha desaparecido. Sólo quedan algunas ciudades con honra como Aranda, León o Huesca por citar algunos ejemplos, que abanderadas por dirigentes cuerdos y legales, pelean por mantener a flote a este bonito deporte a pesar de que, desgraciadamente, la corriente va muchas veces en su contra. Y si hay pocos salvavidas y cuando vas a por ellos y los coges te dicen ‘llame usted mañana’, seguir a flote se hace cada vez más complicado.
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