ZARAGOZA | Lluís López celebró sus 100 partidos con el Real Zaragoza y dejó una actuación para olvidar. También unas declaraciones poco afortunadas al acabar el encuentro. Ramírez le ha dado un lugar central en una línea de tres, en un sistema que siempre parece una condena en Zaragoza. La elección responde al pobre nivel individual de cada uno de sus componentes, pero tampoco favorece su crecimiento. López, Vital y Clemente son el punto de partida del juego y ni conducen ni dividen ni aciertan en el pase. En defensa son además perdedores de la mayoría de sus duelos. Capaces ya de resucitar y de hacer mejor a cualquiera de sus rivales.
Curiosamente, cuando peor parecía la historia y muchos aficionados abandonaban el estadio, el fútbol ofreció una tregua en el centro de un incendio. Marcó el Zaragoza dos veces en un minuto de absoluta locura, en un empate que ni pudo ni debe celebrarse. El fuego seguía vigente, con un clima cada vez más tóxico, turbio de principio a fin. Y tampoco ayudó a sofocarlo Lluís López, que puso el dedo en la herida con sus declaraciones: “No he entendido la reacción de la gente, creo que tenemos que remar todos en la misma dirección. La gente tiene derecho a opinar, aunque para mí no haya sido lógico. No nos están saliendo las cosas como las trabajamos durante la semana y no estamos dando con la tecla para conectar con la gente”.
El ambiente no beneficia y a la salida de Víctor Fernández le ha seguido una guerra peligrosa, en la que el Zaragoza parece una vez más su peor enemigo. La sentencia y la crítica sobre Ramírez parecía escrita mucho antes de que el técnico empezara a equivocarse. Y todo lo que se ha equivocado después ha hecho que el ambiente sea ya irrespirable. En ese lugar, el capitán está más para reflexionar que para invitar a la reflexión. También para hacer autocrítica y mejorar su rendimiento. Lluís López no eligió ese camino y celebró sus 100 partidos con un reproche.