ZARAGOZA| El partido del pasado domingo frente al Elche en el estreno de una Romareda nueva y especial dejó multitud de notas positivas. El partido de Calero y Tasende, el olfato de Soberón o el oportunismo de Francho podrían ser unas de ellas. Pero alguien brilló desde la sombra. Desde atrás y sin hacer excesivo ruido, Lluís López volvió a cuajar un partido de notable alto. El buen rendimiento del capitán zaragocista en este inicio de temporada ya no sorprende a nadie y se está revelando como un futbolista indispensable tanto dentro como fuera del terreno de juego.
El caso del defensa catalán merece ser contado de forma especial. El buen nivel que lleva ofreciendo estos partidos atrás es el premio al trabajo alejado de los focos, a la resiliencia y al profesionalismo. La pasada campaña atravesó momentos complicados. Al comienzo, Fran Escribá decidió confiar en Jair, Francés y Mouriño. Luego, con Julio Velázquez, encadenó varios partidos de titular pero se perdió el final de competición por lesión. Sin embargo, en todo momento se comportó como un gran compañero. Era el primero en animar, apoyar y celebrar los goles del equipo desde el banquillo. Ese ejemplo le hizo ser nombrado capitán por el vestuario y el cuerpo técnico.
Su fútbol se escribe desde el orden, el rigor táctico y la sencillez a la hora de hacer las cosas. Puede en muchas ocasiones no notarse su presencia pero resulta difícil entender el juego del Real Zaragoza sin un tipo como él desde la zaga. Ahora, con Bernardo Vital a su lado, su transcendencia resulta más fácil de comprender. El central luso es un jugador que anticipa y salta líneas de presión con balón. Es por eso que Lluís López debe corregir su posición constantemente y cubrirle las espaldas a su compañero. Ahí es donde emerge su figura y donde mejor se encuentra.
Víctor Fernández ha encontrado en Lluís un futbolista con madera de líder y con alma de capitán. Pocos apostaban por él en pretemporada cuando tan solo había dos centrales en nómina, pero su disciplina ha despejado todos los fantasmas que rodeaban a su figura. Con el equipo en cabeza, él se descubre como un líder silencioso.