Los suplentes del Real Zaragoza disfrutaron de minutos en la Copa ante el Nàstic. No firmaron el mejor partido de los blanquillos, ni muchos menos, pero demostraron que el equipo se ha instalado en un dinámica ganadora que hace que todo se ponga de cara más allá de las circunstancias. Además los menos habituales, junto con jugadores del filial, también demostraron que pueden ofrecer una imagen competitiva y sobre todo, eficaz.
Incluso en los partidos más grises, con poco fútbol y escasa combinación, el Real Zaragoza está sabiendo aprovechar sus argumentos para sacar algo de provecho. En este caso, Víctor Fernández presentó ante el Nàstic un once inicial con varios suplentes: Ratón, Grippo o Delmás en defensa, Alex Blanco o Papu por bandas, y Linares con Kagawa algo más retrasado en un 4-2-3-1. Hubo lugar también para dar continuidad a Igbekeme buscando el mejor estado de forma del nigeriano o para que Ros recuperase una titularidad que este año se le está complicado.
El partido de Copa ante el Nàstic también sirvió para experimentar. Víctor eligió a Clemente como lateral izquierdo ante la inminente salida de Lasure. No se va a fichar otro lateral y Nieto es el titular indiscutible, pero siempre es positivo probar un plan B ante los inconvenientes que puedan surgir en esta segunda vuelta.
El Real Zaragoza comenzó dominando el centro del campo y teniendo en las subidas por banda de Álex Blanco a uno de sus jugadores más peligrosos. Sin embargo arriba, sin Suárez ni Puado, faltaba remate. Por ello, los blanquillos lograron llegar al descanso con un 0 a 2, pero no fruto de su puntería sino consecuencia de la mala fortuna del Nàstic que se marcó dos goles en propia puerta.
Lo mejor en el Nàstic – Zaragoza llegó desde el banquillo
El Nàstic salió más fresco en la segunda mitad y con el 2 a 1 en el marcador, Víctor Fernández decidió que era el momento de dar la oportunidad a las jóvenes promesas del zaragocismo. Baselga y Aguado saltaron desde el banquillo. También lo hizo uno de los referentes de la cantera blanquilla, Alberto Soro. Fue en esos momento cuando el Real Zaragoza mostró en el Nou Estadi su mejor versión.
De las botas de Soro salió el gol que fue rematado por Papu para sellar el pase a dieciseisavos y hacer que el georgiano se despidiese del Real Zaragoza, al menos de momento, con esa faceta que no ha sabido explotar vistiendo el escudo del león: la de goleador.
Así, lo mejor ante el Nàstic llegó desde el banquillo, por un lado con suplentes como Álex Blanco, por otro con un Soro que apareció en la segunda parte para dar aire fresco al Real Zaragoza. Y no solo desde el banquillo. También la irrupción de jóvenes promesas como Aguado y Baselga, con muchos pasos por dar todavía con la camiseta del Real Zaragoza, nos hace pensar que, también en Copa, lo mejor aún está por llegar.