Toca viaje. Al menos es cerca de casa. El Bada se desplaza mañana a Logroño para jugar contra uno de los grandes de la Asobal más reciente. El siete de la capital riojana es otro de los huesos duros de roer. Ha perdido potencial respecto a lo que era cuando lo vestía Naturhouse y lo entrenaba Jota, pero aun así sigue siendo uno de los primeros mortales de las competiciones domésticas. Toca jugar entre semana y cerrar el mes de febrero con el objetivo de sumar los dos puntos en juego.
Viaja el Bada Huesca el mismo día del partido y allí desvelará qué portero acompañará a Broto en la posición más exclusiva del 40×20. Mientras Jorge Gómez y Dani Arguillas mejoran de sus respectivas lesiones sigue Jorge Broto, listo para lo que el entrenador diga. Si juega, tuvo una buena vacuna en el Palacio contra el Guadalajara de Márquez, Javi García, Víctor Vigo y compañía. Si sigue, le tocará este miércoles otro de esos equipos con tipos inmensos de calidad en el lanzamiento.
Mismos puntos
Logroño y Bada guardan en estos mismos puntos los mismos puntos: 24. Son cuarto y quinto, respectivamente. Por si le faltara salsa el partido, rivales directos. Necesidad de sumar para seguir enganchados a la zona noble, necesidad de no perder para evitar tener que remar otra vez. Y es que todo está muy apretado en esta liga. Bada ha demostrado esta liga que contra los rivales de peso mantiene el tipo muy bien. La primera vuelta se saldó con un empate y la sensación de que se podía haber ganado ante un rival de campanillas.
Nolasco pone el acento en que el rival de este miércoles “es un equipazo. Tiene mucha plantilla, han empezado muy fuerte y están compitiendo muy bien en esta segunda vuelta”. El hecho de que los riojanos estén en dos competiciones puede pasarles factura física. La cara b de esa teoría es que manejan muy bien los tiempos de cada partido. Saben cuándo apretar y cuándo no. La clave para el Bada Huesca volverá a ser su abc esta temporada: la combinación de una buena portería con la defensa para firmar rápidas contras y limitar al máximo los errores. Más contra equipos como Logroño donde cada pérdida de balón resulta (casi) seguro un gol en contra.