Lorena García Gil (Zaragoza, 1993) es una árbitra profesional de balonmano, en la élite de la categoría femenina y también dirige partidos de la segunda categoría masculina. El pasado 28 de febrero, el Ayuntamiento de Zaragoza la distinguía con el Premio Zaragoza, Mujer y Deporte. Es la primera mujer miembro del Comité Técnico de Árbitros de Aragón, como responsable de competición escolar y balonmano playa. Sin embargo, la gala todavía no se ha podido celebrar a consecuencia de la pandemia. Del mismo modo, se ocupa de la captación de árbitros jóvenes y de fomentar el arbitraje femenino. Todo ello lo compagina con su trabajo en un gimnasio. Hemos hablado con ella.
¿Cómo te enteraste del premio?
Me pilló trabajando en el gimnasio, ¡no sabía nada! Salió el comunicado y mis compañeros me empezaban a dar la enhorabuena y me llegaban muchísimos mensajes. Yo me preguntaba “¿qué pasa?”. Minutos después, me enseñaron la noticia y me hizo muchísima ilusión. Siempre menciono de dónde soy y, que la ciudad me haga un reconocimiento es un orgullo.
¿Qué es lo que más valoras de toda tu etapa arbitrando?
Me quedo con el cariño de la gente. Al final, llevo una trayectoria de diez años arbitrando. Desde Aragón que empecé pitando escolares, partidos nacionales, internacionales, campeonatos de España, fases de ascenso… y he sentido un reconocimiento no solo de Aragón, sino también de mi categoría y de equipos a los que yo arbitro normalmente. Que las personas que comparten esta pasión del balonmano te den la enhorabuena es de agradecer.
Me quedo con el cariño de la gente y el reconocimiento de equipos a los que arbitro normalmente
También tenéis un programa de captación de jóvenes…
Vino impulsado desde la Federación Española, donde también hay mucho apoyo a la mujer, porque antes es verdad que no había en categorías altas ninguna mujer arbitrando. Les animamos a que arbitren, a que nos vean y que sepan que les puede llegar a gustar. Es un trabajo de un Comité entero. Cuantos más, mejor, porque de ahí sale la calidad.
¿Cuál es el volumen de vuestro Comité?
Es cierto que cuando yo empecé a arbitrar era yo la única mujer de Aragón. Ahora, ha ido aumentando el número de mujeres hasta el 35%, entre árbitras, cronometradoras y anotadoras. Se hacen muchos cursos de captación. Ahora en el Comité estamos en torno a más de 60 personas.
¿En qué incidís más, al margen del reglamento, cuando una persona llega y muestra interés por el arbitraje?
Sobre todo, que prueben a arbitrar. Es verdad que mucha gente hace el curso por ser anotador y cronometrador y luego les da más respeto el hecho de ser árbitro. Impulsamos que cojan el silbato y dirijan un partido, que es donde se adquiere la soltura al aplicar las reglas. Obviamente van a tener partidos buenos, malos y algún que otro disgusto, como hemos tenido todos. Les decimos que tengan paciencia y no tiren la toalla a las primera de cambio.
Y sobre el balonmano playa…
También hacemos curso de ello. Por mucho que se llame balonmano, poco se parece al balonmano pista. En playa es mucho más espectáculo, que siempre invito a ver porque es muy divertido. Este año, también he dado el curso de entrenador y la parte de reglamento. Se da un curso a parte un poquito más corto y dinámico; y lo ponemos en práctica aquí en las piscinas del Actur. Y tenemos el Arena Handball Tour, en el que vamos por España arbitrando todos los fines de semana.
Aunque claro, este verano no podréis retomar el Arena Handball Tour…
Exacto. Es un cambio brusco, es lo que ha tocado y buscar el lado positivo. Al final, llevo mucho tiempo sin estar un verano tranquila con la familia, sin ir al pueblo una larga temporada. En estos días encerrados, nos damos cuenta de otras cosas que también tienen su importancia.