El Real Zaragoza sigue buscando un cambio de propiedad, pero la aparición de múltiples opciones aleja el cierre del proceso.
El Grupo Orlegi en negociaciones con el Zaragoza
En las últimas horas, el Grupo Orlegi ha vuelto a escena, aunque se sigue sin saber si su opción es la más cercana. Preparó la operación durante meses, pero es probable que la división en la directiva y la marcha del equipo hayan generado dudas en el grupo financiero.
La única condición del fondo mexicano es clara: para hacerse con la propiedad, el Zaragoza debe permanecer al menos en Segunda. Por su parte, la urgencia del club aragonés no permite que se pueda esperar a nadie ni a ninguna condición. Y, en caso de cerrarse, la opción de Irarragorri tendría que aplazarse hasta final de curso.
El Periódico de Aragón mantiene la primicia sobre la negociación. Según su última información, el Grupo Orlegi también valora hacerse solo con la mayoría accionarial y no con el 91% de las acciones. Y, entre todas las sospechas, destaca una fundamental: la tentativa de Irarragorri parece la preferida por César Alierta.
El grupo inversor norteamericano
Más cercana parecía hasta hace poco la tentativa de un grupo inversor norteamericano que llegó a través de Juan Forcén y Fernando de Yarza. De hecho, en estos días en los que la venta ha vuelto a los medios es fácil recordar el comunicado emitido por el club hace más de dos semanas. En el escrito se hablaba de una opción de “probada profesionalidad y solvencia” y de una operación que se cerraría en “cuestión de días”. Como era previsible, no se cumplió el último requisito y es lícito dudar también de todos los anteriores. Pero, de referirse a alguien, ese comunicado aludía a una inversión procedente de Estados Unidos.
A ese grupo no se le ha puesto rostro todavía y permanece en un anonimato que se ajusta al hermetismo del club. Llama la atención que los intermediarios en la negociación sean Juan Forcén y Fernando de Yarza, dos de los ausentes en una junta que mostró las divisiones en la directiva.
El Zaragoza y los caminos perdidos de la venta
Spain Football Capital perdió su credibilidad durante el verano, cuando intentó comprar un club sin acreditar que tenía el dinero para hacerlo. En los últimos días, ha presentado su certificado de solvencia económica. Pero a nadie se le escapa que ya es demasiado tarde para Kiko Domínguez y los hijos de Cándido.
La opción de José María Gallego, consejero del Real Betis Balompié, también se acabó diluyendo. La sociedad Odemira Capital había buscado un acuerdo con la firma de inversiones Prospects Sports Solutions. Pero el Real Zaragoza dejó de considerar su opción muy pronto, cuando sospechó que no tenían los fondos necesarios para administrar la deuda.
En ese panorama se mantiene el Real Zaragoza, pendiente de una venta que no llega y con el miedo en el cuerpo por regresar al césped. Todavía quedan muchas preguntas sin resolver, ¿por qué da la sensación de que hay una parte del consejo que no quiere vender? ¿Qué papel juegan los terrenos de San José en esta larga negociación, con la vista puesta en un nuevo estadio? ¿Hasta cuando la venta del club va a servir para camuflar la pobre dinámica del equipo?
Como respuesta, los directivos anuncian su cansancio. Todos dicen estar de acuerdo en un precepto: su tiempo en la dirección del Zaragoza ha acabado. Pero la división en la cúpula se hace evidente en el siguiente punto del proceso. Ninguno parece lo suficientemente convencido como para vender el club al inversor del otro.