ZARAGOZA | El Real Zaragoza afrontaba el derbi como un partido vital para dejar de mirar al descenso con miedo. La victoria de la Ponferradina añadía más importancia al encuentro. Pero como de costumbre, el equipo empató y ya suma 8 desde la llegada de Escribá. En esos 8 encuentros solo se han marcado 4 goles, y en 5 de ellos no se vieron goles.
La historia del Real Zaragoza con los empates es larga. En varias ocasiones pudo haberse llevado la victoria. Algo que se lleva viendo desde el comienzo de la temporada, pero la falta de gol condena al equipo. Al principio se ofrecían mejores sensaciones, pero con el paso del tiempo, el equipo parece conformarse con las tablas. Ya lo dijo Escribá en su última rueda de prensa frente al Huesca: “Los dos hemos ido a intentar ganar pero sin equivocarnos, para no perder“. Con su contratación, parecía que el equipo podía aspirar a más, que se trataba de mala suerte de cara a puerta. Las ocasiones estaban ahí y con el tiempo se lograrían los puntos que se merecen. Pero el equipo ha ido aflojando, sobre todo en materia ofensiva, ya que ahora parece dependerse de las genialidades de Simeone y Bebé.
La llegada del caboverdiano ha sido un factor importante para la consecución de 3 empates en los 7 partidos que ha disputado. Ahora, el Real Zaragoza se cobija en su disparo y se olvida de atacar por otros flancos. Además de Bebé, solo Simeone en dos ocasiones y Nieto han disparado a puerta en esos encuentros. Sacando al cholito del debate, nadie más es capaz de generar sus propias ocasiones y últimamente, ni siquiera de producir para el resto.
Fran Escribá ya enlazó dos empates en sus dos primeros partidos de liga. Se enfrentaba en la Romareda a un Málaga en apuros que logro sacar un punto gracias a una actuación estelar de Rubén Yáñez. El siguiente fue otro resultado que se escapó, aunque de manera más flagrante y dolorosa. El Burgos solo había recibido 4 goles en las anteriores 16 jornadas y el Real Zaragoza supo encajarles 2 goles, uno de ellos en el minuto 90 que parecía poner fin al encuentro. Pero el éxtasis duró poco y antes de finalizar, el Burgos empató el partido haciendo sumar al Zaragoza otro empate. Sin embargo no preocupaban. El equipo ofrecía una versión mejorada al juego de Carcedo y parecía tener un techo más alto al que se veía con el murciano.
El último empate, el derbi, fue el que más lejos estuvo el Real Zaragoza de lograr la victoria. En los pocos minutos en los que hubo superioridad numérica, el Real Zaragoza dominó y fue capaz de ponerse por delante. Sin embargo, la expulsión de Zapater negó el poder atacar con más mimbres y ya no volvió a tirar a puerta, ni siquiera a poner en peligro a Andrés Fernández.
En el resto, el resultado fue el merecido. Por ejemplo, el equipo fue incapaz de generar lo suficiente para anotarle a la peor defensa de la competición (Lugo). No todo es negativo, pues la gran cantidad de empates a cero muestran que los partidos de Alavés y Málaga fueron un espejismo. Escribá ha encontrado una defensa que aporta seguridad en detraimiento del rendimiento ofensivo. Sin embargo, su defensa tipo se ha visto truncada por la reciente lesión de Luna, que se perderá lo que resta de temporada.