El Real Zaragoza sabe muy bien que los errores en defensa se pagan caros. Ya le sucedió la temporada pasada en numerosas ocasiones en las que el equipo dominaba pero terminaba perdiendo los encuentros por goles encajados en desajustes defensivos. Esta vez ha vuelto a pasar. Esa maldición parecía olvidada gracias al orden, buena disposición y claros conceptos tácticos impuestos por Idiakez, pero el míster ha improvisado demasiado y le ha salido mal.
Los cambios de sistema en los últimos partidos, pasando del rombo al 4-3-3 y posteriormente, ante el Almería, al 4-1-4-1 tras la salida de Buff, han provocado desajustes sobre la pizarra. Es cierto lo dicho por Idiakez, el fútbol no son solo sistemas y muchas veces son los jugadores quienes elaboran sobre la marcha y las necesidades del juego esas disposiciones tácticas. Pero no es menos cierto que hay que partir de una base y de un orden que debe respetarse como sustento fundamental del juego de un equipo. A partir de ahí, se pueden introducir variaciones; pero no se puede alterar el orden sobre el campo sin que ello traiga consecuencias.
El Zaragoza, y especialmente, la zona defensiva no se han acoplado bien a tantas alteraciones en la pizarra. Los dos goles del Almería vienen de sendos errores defensivos zaragocistas. El primero de Grippo y por partida doble: pérdida de balón, robo del Almería, parada de Cristian, rebote en el suizo y gol en propia. Una jugada propia del circo de los horrores.
Mientras, el segundo gol de los andaluces, parte de una pérdida de balón de Papu en un acción egoísta en la que se empacha de balón. La banda de Benito está totalmente desprotegida, al haberse sumado el lateral al ataque, y ni los centrales ni Zapater llegan a tapar el hueco por la derecha que es aprovechado por el Almería.
Entre los dos goles del Almería, el Real Zaragoza tuvo capacidad de reacción. Nunca antes esta temporada se había visto por detrás en el marcador y con el 1 a 0 en el luminoso, los zaragocistas tiraron de rabia para venirse arriba y que Lasure anotara un golazo que suponía el empate. En apenas 3 minutos, las cosas estaban como al principio. O casi, porque el cansancio y la falta de iniciativa zaragocista sí hicieron mella con el paso de los minutos. Los cambios de Buff, Papu y Aguirre no dieron esta vez el resultado esperado.
Buff jugó más retrasado de lo habitual y no se sintió cómodo. El suizo es un jugador de calidad, con una visión de juego extraordinaria para dar el último pase y dejar detalles de calidad en las inmediaciones del área; pero se pierde cuando pretende ser el motor del equipo en el centro del campo. Por su parte, Papu estuvo demasiado egoísta sin tomar buenas decisiones en los minutos clave del partido. Su afán individualista para reivindicarse también en la Liga, después de hacerlo en Copa, pesó más que el sacrificio colectivo que debe primar en cualquier deporte de equipo. Soro, otra vez, se quedó sin minutos en un partido que perfectamente, le hubiera sentado como un guante a la velocidad y capacidad de generar espacios del canterano.
Igbekeme tampoco tuvo su día y demostró no estar tan en forma como Idiakez creía. El míster aseguró que su físico le permitía aguantar 3 partidos en 8 días. No fue así. No solo estuvo muy espeso y apenas se le vio en el juego zaragocista, sin suministrar balones a los atacantes, sino que además, se rompió. Ojalá que sea para el menor tiempo posible.
La lectura debe servir para crecer y mejorar. A lo largo de la temporada, este tipo de situaciones pueden darse en numerosas ocasiones y el Real Zaragoza, si quiere estar arriba, debe saber reajustarse en defensa. Es de alabar el juego valiente y con descaro que quiere desplegar Idiakez, con los laterales actuando en ataque como demostró Benito con varios centros al área y como dejó claro Lasure con su primer gol de la temporada. Pero ahí, deben aparecer unos centrales seguros, que no pierdan la marca y que se reajusten para cubrir los máximos espacios posibles. Zapater, como pivote, o Ros como ancla del centro del campo, deben involucrarse también en esas tareas defensivas y solidarias con sus compañeros del centro de la zaga.
De nuevo, una tarde gris en Almería para el Real Zaragoza que esta vez debe servir para aprender de los errores, trabajar los desajustes defensivos y dar mayor protagonismo al balón parado cuando los partidos se atascan. Un recurso que el Zaragoza de Idiakez tiene muy poco ensayado y al que no está sacando partido a nivel ofensivo. Los errores se pagan caros, pero también deben servir para aprender y crecer.