A veces, las mejores piscinas no son artificiales y se encuentran a más de 1.000 metros de altitud. El nombre de Ibones Azules no es casualidad y es que su entorno les aporta unas características únicas. Porque qué hay mejor que refrescarse en las frías aguas pirenaicas después de un complejo ascenso de 3 horas y 800 metros de desnivel.
La senda (GR-11) deja claro desde su inicio, en el Balneario de Panticosa, que su recorrido va a ser una constante subida con breves tramos de llaneo para recargar las pilas. Aunque se trata de una excursión de dificultad media, los tramos más técnicos están reforzados con cadenas como puntos de apoyo para superarlos. Sin embargo, la verdadera subida llegada tras presenciar las fantásticas vistas que regala la Cascada del Fraile. 200 metros de ascenso para alcanzar la mitad del trayecto, el refugio de Bachimaña, punto de descanso para aquellos que deseen realizar trayectos de mayor distancia y duración.
Sin embargo, no es momento para el descanso, pues dejando el refugio a mano derecha, es el momento de emprender el camino hacia los Ibones Azules. Siguiendo la ruta de GR-11 tendremos que estar preparados para superar tramos con agua que han ocupado la senda habitual. A 2.358 metros de altitud, se encuentra el Ibón Azul Inferior; tan solo faltará un último esfuerzo para coronar el final de nuestra excursión en el Ibón Azul Superior con unas vistas únicas bajo la mirada de los Picos del Infierno (3.081 m).