ZARAGOZA | Juan Carlos Cordero configura una plantilla ambiciosa, con carácter ganador en los meses de mercado. El director deportivo parece decidido a construir un equipo de autor, con una identidad singular y un sello propio. En la presentación de Sergi Enrich anunció alguno de sus planes, al menos 5 incorporaciones más para completar el grupo.
El fichaje del delantero fue una jugada maestra. Enrich asegura remate y soluciones en ataque. Es un nueve cotizado en la categoría, capaz de aprovechar sus minutos si parte desde el banquillo, valioso también en el plan colectivo. Pero quizá la mejor virtud del movimiento no resida en el fichaje en sí mismo. Sino en saber esconder sus cartas hasta el último momento, en su capacidad para cerrar una contratación que nadie vio venir.
La lógica podría anticipar algunos de los pasos que restan. Gaëtan Poussin es el elegido para completar una portería que siempre presidirá Cristian Álvarez. El club de origen del nuevo portero, el Girondis de Burdeos, ya dio por cerrado un acuerdo al que solo le faltan los últimos flecos. Todo indica que a ese fichaje le seguirá la llegada de Víctor Mollejo. El toledano repetirá cesión en Zaragoza y será una bala en la recámara ideal para una delantera amplia, a la que le siguen faltando futbolistas de banda.
En ese lugar del campo se fijan también las estrategias de Juan Carlos Cordero. El director deportivo contempla la opción de Germán Valera como una posibilidad interesante. Valera representa el desborde, el regate sin amarres. En el sitio en el que otros ven un laberinto, él encuentra una salida limpia, feliz. A ese perfil de jugador se le añaden dos apuestas personales del director deportivo: Manu Vallejo y Tiago Bebé.
Juan Carlos Cordero siempre miró a Manu Vallejo como una creación propia. Valora su velocidad, su intuición en los metros finales y su capacidad para asumir la responsabilidad. Y aprecia, casi por encima de todas las cosas, el tiempo que los dos han compartido.
Además de un central complementario resta un atacante en su idea. Y Cordero sigue decidido a esperar a Bebé. El portugués le cambió el rostro al Zaragoza en el curso pasado y el club está dispuesto a hacer un esfuerzo por un extremo capaz de resolverlo todo por su cuenta.
Lo mejor de todo es que ningún plan de Cordero está escrito en otro lugar que no sea su agenda. El director deportivo se mantiene atento a las oportunidades de mercado y busca soluciones que otros no contemplan. Las llaves del Real Zaragoza siguen en manos de un arquitecto de este juego, capaz de esconder sus planes hasta el momento de la verdad. Mientras tanto, la afición se mantiene a la espera, ilusionada ante una sonrisa que ya se ha vuelto célebre.