Un cúmulo de errores llevaron al Real Zaragoza a firmar su primera derrota de la temporada ante el Cádiz. Los zaragocistas comenzaron el partido con varios cambios respecto a los últimos encuentros. Regresaron Vigaray, James y Kagawa por Delmás, Ros y Papu.
Se comenzó jugando con un 4-4-2 en rombo en el que Dwamena y Suárez volvían a ser los referentes atacantes. A pesar del cansancio acumulado, Víctor no dio la oportunidad de la titularidad a Pombo y ni siquiera convocó a Linares. La plantilla es corta pero las exclusiones del míster hacen que lo sea todavía más en semanas de una alta carga física.
Vigaray, solo 20 minutos sobre el césped
Apenas 20 minutos, en los que no sucedió nada reseñable, aguantó Vigaray sobre el césped. Víctor reconoció su error posteriormente asegurando que había arriesgado más de la cuenta al confiar la titularidad a dos jugadores recién salidos de lesiones musculares. No solo estuvo ahí el error, sino en el hecho de no convocar a Delmás, el otro lateral derecho de la plantilla.
Así, ante la lesión de Vigaray se tuvo que utilizar a Guti para cubrir el ala derecha de la defensa zaragocista. Una posición inédita hasta ahora para el canterano y en la que no se adaptó nada bien. Guitián entró al terreno de juego para formar con Grippo y Atienza en el centro de la zaga.
Si al Zaragoza ya le costaba sacar el balón con más jugadores en el centro del campo, en ese momento, con cinco atrás, avanzar hacia la portería gaditana se antojaba un imposible. “Se nos vino el mundo encima”, decía Víctor Fernández tras el encuentro. Así fue y lo peor es que no se encontró un método para solucionarlo.
El Zaragoza no funciona con tres centrales ante el Cádiz
El Real Zaragoza, impotente en combinación y más que errático en la salida de balón, solo era capaz de intentar el gol mediante disparos lejanos desde la frontal del área. Un desacertado Guti lo intentó en dos ocasiones sin fortuna, demostrando que su virtud esta más en el ataque que en una obligada defensa que Víctor intentó imponerle ante el Cádiz.
Tras el descanso, el Cádiz decidió dar un paso adelante e impuso su ritmo en el partido. Primero con debordes por banda, y después con jugadas a balón parado. Los de Cervera demostraron el gran motivo de su liderazgo: son capaces de someter al rival y marcar el ritmo del un encuentro. Al Cádiz le interesó aprovechar su potencial a balón parado y así lo hizo. En el 56, Cala y Lozano fueron mucho más ágiles de Grippo y Guitián para firmar el 0 a 1.
A partir de ahí el Zaragoza estuvo aún más descentrado ante el Cádiz. Pombo salió por Kagawa. El canterano fue una vez más presa de su ambición. Fue uno de los jugadores que más peligro creó, sí, pero lo hizo a costa de sacrificar muchas veces las mejores elecciones posibles en jugadas que beneficiasen al equipo. Un apagado Dwamena fue el siguiente en abandonar el terreno de juego. Alex Blanco entró por banda para que Guti regresara al centro del campo. Nada salió bien.
El Cádiz quiso sentenciar ante el Zaragoza y así lo hizo. Esta vez por medio de Nano en el 80. Una derrota, la primera de la temporada, sustentada en un riesgo innecesario en la elección de jugadores, en una defensa endeble y en un cambio de sistema que no salió nada bien. Una derrota, en definitiva, en la que Víctor arriesgó y se equivocó.