ZARAGOZA | La situación que atraviesa el Real Zaragoza en estos momentos era impensable hace un par de meses. El buen hacer de las primeras jornadas instauró en la ciudad un estado de ilusión que se ha ido apagando con el paso de las semanas. Sin embargo, lo que ahora parece haberse instalado en el Real Zaragoza es una crisis que va más allá de los resultados, y la afición –envuelta en una atmósfera de rabia, hastío y desidia- ha comenzado a poner el dedo en varios futbolistas que no están rindiendo como se esperaba en un inicio.
Muchos de los fichajes, por debajo de su nivel
En la portería la sombra de Cristian Álvarez se ha alargado quizás en exceso. Cordero apostó por el francés Poussin, que tras –ni más ni menos- 4 errores garrafales en 5 partidos ha sido sentenciado por la parroquia zaragocista. Santiago Mouriño llegó como una de las mejores promesas del fútbol uruguayo, y aunque comenzó a un nivel excelso, poco a poco se han ido viendo las costuras de un central cuyas características más reseñables en este tramo han sido la inexperiencia y el nerviosismo con el balón en los pies. Toni Moya recaló en la capital del Ebro con un ascenso bajo el brazo. Llamado a ser quién lleve la batuta del conjunto blanquillo, ha visto como su protagonismo descendía a la misma vez que lo ha ido haciendo su nivel en el terreno de juego.
La verdadera ilusión llegó con los fichajes de carácter ofensivo. Sinan Bakis, Sergi Enrich, Maikel Mesa, Germán Valera, Víctor Mollejo y Manu Vallejo fueron firmados con el objetivo de olvidar los problemas de cara a puerta que el Real Zaragoza lleva acarreando varias temporadas. Sin embargo, y tras 15 partidos, podemos evidenciar que solamente han rendido la mitad. Entre Bakis y Sergi Enrich suman la asombrosa cantidad de 0 goles, y la pólvora que tanto caracteriza a Manu Vallejo parece ahora estar mojada. Solo el tiempo decidirá si la crisis en la que está sumido el Real Zaragoza es puntual, o si el nivel mostrado durante las 5 primeras jornadas de competición fue un espejismo.