A sus 24 años, el oscense Lucas Abadía ha encontrado acomodo en el Ajaccio Gazelec Handball de Córcega. El Teucro iba a ser el destino del extremo derecho formado en la cantera del BM Huesca y que durante dos temporadas estuvo en la base del Barça, pero finalmente el balonmano francés es su destino. Otro mundo. Juega ya en un equipo recién ascendido a lo que sería la Primera Nacional española, pero allí, este deporte tiene otra dimensión. Presupuestos de medio millón de euros es norma común en lo que sería el tercer escalón del balonmano galo.
La decisión de dar el salto la venía madurando desde hace un tiempo. No es la primera vez que recibía el ofrecimiento de ir a Francia. La primera llamada la recibió hace cinco temporadas. El oscense llegó a jugar con el primer equipo del BM Huesca en la Asobal. Su último equipo fue el San José Obrero de Lanzarote y antes cumplió dos temporadas en el BM Soria de Primera Nacional. El extremo ha cogido cuerpo y músculo muy necesario para el balonmano galo. “Llevo poco en Córcega y en el balonmano francés, pero ya se nota la diferencia en el físico. Aquí son jugadores muy grandes, con un juego muy directo”, explica.
Maduro para ir a Francia
Su contacto con el Ajaccio Gazelec llegó de la mano del central Pau Villoria con el que coincidió en el Barça. “Me dijo que necesitaban un extremo derecho y sentí que ya estaba lo suficientemente maduro para ir a jugar a Córcega”, dice. Y la experiencia no ha podido empezar mejor. Acaban de regresar de un torneo en Niza con victoria para su equipo. Abadía ha firmado por una temporada con opción a otra más y no esconde la satisfacción por alistarse a este equipo que acaba de ascender de categoría y que tiene como objetivo no solo mantenerla sino acabar en la zona noble de la tabla.
La división en la que se encuentra Lucas Abadía le lleva a jugar contra equipos del entorno de Marsella, Mónaco, Montpellier e incluso París. Cada dos semanas le toca al equipo que preside Françoise Xabier coger el avión y dejar la bucólica Córcega, una de las islas de moda y donde los jugadores del Ajaccio Gazelec viven en casas individuales a un minuto del mar. Que Lucas Abadía está más que feliz es un hecho e irá a más en cuanto se adapte a la comida, -es cocinero para mantener la tradición familiar de calidad de los Abadía en los fogones- y conozca el idioma.