Con unos promedios de 11’4 puntos y 4’3 rebotes, Lucas Troutman se ha convertido en una de las piezas claves del CB Peñas esta temporada. Sin embargo, el pívot estadounidense se aleja mucho del típico interior rocoso que estábamos acostumbrados a ver en Europa, prefiere eludir el contacto y tirar de clase para conseguir sus canastas.
Troutman palmeando un balón frente al Prat. | Imagen: sporthuesca.com (C.Pascual).Con los años el baloncesto evoluciona y los jugadores deben adaptarse al nuevo estilo de juego. Cada vez se juega más abriendo el campo, liberando la pintura, lo que ha provocado el juego de los pívots, que antaño se limitaba a la acción en el poste bajo, se desplace hasta encontrarnos una nueva generación de hombres grandes capaces de botar, encarar el aro e, incluso, lanzar desde el 6’75.
Dentro de esta nueva tipología de pívots 2.0 nos encontramos al peñista Lucas Troutman. Troutman utiliza en muchas ocasiones el lanzamiento de media-larga distancia como arma para anotar, lo que provoca que sus porcentajes disten mucho de los de un jugador interior: 45% en tiros de campo con un 25% en triples, lanzando más de uno por encuentro. Llama la atención su escaso 51% en tiros libres, más propio de un “pívot del pasado”.
Los jugadores que ocupan el parquet son más atléticos. Llegan más lejos, más rápido, cambiando también la manera de defender. Con los jugadores atacando más abiertos, ya no son solo los altos los que tienen la misión de poner un cerrojo en la zona, y hombres como Troutman aprovechan esta situación para evitar el desgaste que provoca el contacto de la constante lucha por la posición en la pintura. Sin embargo, la polivalencia que ofrece el pívot americano en ataque, se convierte en sufrimiento cuando le toca defender al típico interior rocoso, cuya manera de sumar es aprovechando sus kilos.
Destaca que, pese a no ser un portento físico y a que no le guste el contacto, la media como taponador de Troutman es bastante alta. En los 21 partidos que ha disputado con la camiseta verde del CB Peñas, el pívot estadounidense promedia 1’3 tapones por encuentro, siendo el mejor del equipo en esta faceta.
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