El fútbol femenino en Aragón está creciendo desde la base en los últimos años, pero quedan muchos pasos por dar para lograr una igualdad real en este deporte. Zaragoza CFF y CD Oliver son las dos cabezas visibles del fútbol femenino aragonés, pero tras ellos hay mucho más.
Equipos de niñas y jóvenes luchan por hacerse un hueco en el mundo del fútbol y poder competir en igualdad de condiciones que los jugadores de fútbol masculino. Sara Morer, entrenadora del Zaragoza CFF infantil A, vive esta realidad desde dentro: “Antes era impensable que hubiese equipos femeninos completos de alevines, benjamines o infantiles. A pesar de ello, sigue habiendo pocas jugadoras”.
Las niñas que juegan a fútbol lo hacen con un espíritu de lucha extraordinario: “Ellas van porque quieren jugar, nadie les obliga. Por tanto, se integran mejor y se esfuerzan más”.
La realidad del fútbol base femenino
El escaso número de jugadoras en el fútbol base hace que haya equipos mixtos o bien, equipos de chicas que juegan en ligas masculinas. Es el caso del equipo de Sara: “Competir en ligas masculinas hace que el esfuerzo, el orgullo y la intensidad tengan que ser el doble”.
A medida que las jugadoras crecen, la práctica del fútbol sigue estando repleta de dificultades. De la categoría infantil, con jóvenes de 14 años, se pasa a la Liga Territorial en la que se unen chicas de 15 años con mujeres de 30: “El nivel físico y psicológico no es el mismo. Debería existir una categoría cadete que permitiese a las chicas llegar a territorial a los 18 – 20 años”.
Profesionalmente, el panorama no es nada alentador. Al haber pocos equipos de fútbol femenino, la práctica profesional es “muy complicada”. La opción suele estar en el extranjero, con becas de estudios que unen una carrera universitaria con la práctica del fútbol.
El machismo en el fútbol
La gran pregunta es, ¿existe el machismo entre los jugadores?: “Hay chicos que dan la enhorabuena a mis jugadoras, pero en cambio hay otros que solo se ríen o les intentan meter mano. Ahí debe ser el entrenador el que fomente la educación desde el banquillo”.
Otro escollo cuando una niña quiere jugar a fútbol está en los propios padres. Los prejuicios siguen sin desaparecer: “Hay que fomentar que los padres permitan a sus hijas jugar. En este sentido, se toman más en serio la decisión de un niño que la de una niña”.
Los entrenadores es otro de los sectores del fútbol femenino que necesitan una formación extra. No hay ningún módulo en los cursos de entrenadores que se centre en el fútbol femenino: “Debería haber un apartado de fútbol femenino en la parte de psicología deportiva. En este sentido, hasta los propios entrenadores son machistas“.
El papel de las administraciones
Las administraciones tienen mucho que decir. Para ceder los campos de fútbol municipales, el Ayuntamiento de Zaragoza puso como condición que cada club contase con un equipo de fútbol femenino: “Es una medida extrema. Es imposible que todos los clubes consigan un equipo de chicas sin quitárselas a otro club”.
Por ello, hay muchas otras medidas que se pueden poner sobre la mesa, por ejemplo, que “por cada niña se dé un apoyo económico, como que el seguro de la jugadora sea gratuito”. Las instituciones todavía no se han volcado del todo: “No hace falta invertir. Es más el interés que el dinero“.
Mientras las instituciones se ponen en marcha, Sara ha tomado la iniciativa: “Estoy organizando un anuncio televisivo con vídeos y fotos de todos los equipos de niñas de Aragón. El material me lo ha proporcionado Daniel Alarcón. Irá destinado a fomentar la práctica de fútbol femenino”. Este anuncio comenzará a verse en Internet a la espera de las próximas citas que Sara Morer tendrá con DGA y Ayuntamiento de Zaragoza.