Es el último canterano en llegar al primer equipo del BM Huesca. Y en el puesto de central. No es fácil alcanzar la Asobal desde la capital altoaragonesa, menos en esa posición. El balonmano requiere de juego y de fortaleza física. Miguel Malo ha seguido la tendencia de Marco Escribano. Uno ya es médico, el otro está en proyecto. Nacido en Huesca, 1999, el chaval disfruta de su primera temporada plena en la elite del balonmano español. Y en el recuerdo su abuelo José María Malo y también Juan Carlos Escribano. Ya no están en la grada, pero marcan al jovencísimo central. El primero falleció el pasado mes de marzo. Era el que más le aplaudía y orgulloso se mostraba desde la grada; el otro puso la semilla para que germinara en él este deporte desde el colegio Pero J. Rubio donde empezó una historia que tiene muchas páginas aún por escribir. Ahora son sus padres –José Miguel y Berta- los que han recogido el testigo de los aplausos y quienes más “me dicen que siga trabajando desde la humildad”, apostilla. Y desde Bruselas, su hermana, es otra de sus más fieles fan.
Miguel Malo arrancó en el baloncesto hasta que el balonmano se cruzó en su camino como extra escolar debido a la insistencia de Juan Carlos Escribano para que entrara este deporte. Su primer entrenador fue un mítico del BM Huesca: Gabor Decsi. Y revolucionó la extraescolar. “Con 8 años, que te entrenara Decsi y la forma de hacerlo era impresionante. Que siendo un crío te entrenara como si fueras cadete o juvenil nos gustó mucho”, recuerda. “Para un crío igual no era lo mejor, pero me gustó mucho”, reitera.
Con voz firme, con el énfasis justo para afianzar su palabras, Malo no esconde que es ahora quien lleva la bandera de la cantera del BM Huesca. “Si se fijan en mí y les sirve de motivación para llegar al primer equipo y vean que es posible estoy encantado de hacerlo”, señala el central del Bada que, subraya, no acepta comparación alguna con Marco Escribano. “Lo que él consiguió yo no lo he hecho. Ha jugado muchos más partidos que yo, ha tenido muchos más minutos…”, dice de quien también es su amigo.
Estudiante de Medicina, con buen expediente académico, absolutamente ordenado para poder compaginar deporte profesional con unos estudios exigentes, deja claro que no hay que buscar en ello la excepcionalidad. Es un chaval normal, aunque eso sí, organizado. “Soy el primero en salir con los amigos a echar una cerveza o tirarme en el sillón porque estoy cansado”, apostilla, antes de deslizar que “segundo de Bachiller fue muy duro –cursó en el IES Pirámide- porque necesitaba esa nota para entrar en Medicina. Ahora tengo menos presión para sacar nota, pero voy bien”. Y sonríe cuando se le pregunta sobre su horizonte más próximo. Y es que el próximo año le tocará estudiar ya en Zaragoza y entrenar en Huesca. “Siento que tengo la suerte de que muchos jugadores vienen todos los días aquí -caso de Val, Quique Camas, Jorge Gómez- y eso es una ventaja, pero bueno no hay que adelantar nada”.
Con 16 años ya empezó a entrenar con el primer equipo y combinó su participación con el de Segunda y el Juvenil, la pasada temporada ya almacenó sus primeros minutos en algún partido y en esta es jugador de la primera plantilla de pleno derecho. Fue el pasado mes de junio cuando Dani Ibáñez le comunicó que iba a estar en el primer equipo. “Me lo propuso y sientes que das un paso más, que cada vez estás más en el primer equipo”, recuerda.
Por su posición en el campo, Eloy Félez y Mota son los centrales que están por delante suyo. Ni lo cuestiona. Absoluta admiración de quienes hacen de cada entrenamiento una enseñanza “Son muy buenos compañeros. Me corrigen y me ayudan. Que Eloy y Mota, con tantos años en el balonmano, como el año pasado Dijà, lo hagan la verdad es que es de agradecer”. La responsabilidad en el juego no le asusta absolutamente nada. Es más, le gusta porque es sinónimo de utilidad para el equipo. En el partido contra Teucro asumió los lanzamientos de 7 metros convirtiendo los cinco que lanzó.
La temporada que firma el Bada Huesca va por el buen camino, aunque la realidad es que no hay equipo del que se pueda fiar e incluso la apabullante victoria de Bada ante Teucro se ciñe a un accidente. Y es que la última jornada dejó la victoria del Alcobendas ante un Granollers que dejó claro que los madrileños, en su pista, es un duro equipo. Admirador de Balic, con el que se hizo una fotografía cuando el genio de los Balcanes jugó contra el Huesca defendiendo el escudo del Atlético de Madrid, y de la visión de juego de Raúl Entrerríos, tiene claro que los dos próximos compromisos del Bada –Puente Genil y Bidasoa, ambos fuera- tiene que apuntalar esas buenas sensaciones del siete altoaragonés para esta temporada. El médico en ciernes estará allí, a lo que Nolasco diga. Siempre útil para el equipo.