ZARAGOZA | Marc Aguado atendió a los medios de comunicación en la mañana de este miércoles. El mediocampista zaragozano mostró en los micrófonos la misma lucidez que le distingue en el campo. Ambicioso y valiente, en sus primeras intervenciones dejó una advertencia: “Aún no tengo techo, tengo que seguir creciendo, seguir ampliando mi repertorio”.
El fútbol de Marc Aguado se conjuga a través del pase y de una lectura panorámica del juego. Sus años con Éder Sarabia le han hecho entender los secretos de su posición, pero el canterano es consciente de que deberá adaptarse a un contexto diferente en su regreso: “Sé que los modelos de juego de Andorra y Zaragoza no se parecen mucho, pero quiero ser el mejor en mi posición y debo añadir registros a mi juego. He hablado con Fran Escribá, confía mucho en mí y me estoy encontrando muy bien en la pretemporada”.
Sus años en El Principado le han permitido evolucionar, convertirse en el futbolista que siempre supo que podía ser: “Soy un jugador más hecho. He madurado, he ganado experiencia y he perfeccionado mi juego de posición. He aprendido a manejar la presión”. En su comparecencia, confesó que en algún punto llegó a creer que nunca regresaría: “El primer año que salí cedido vi muy lejos volver, llegué a perder la ilusión por el fútbol. Después apareció Éder Sarabia y todo cambió”.
“Sinan Bakis me bloqueó en el Whatsapp”
Aguado encontró al técnico que le hizo creer en sí mismo y en su juego, al entrenador que le permitió volver al equipo de su vida: “Mi ilusión era jugar en el Real Zaragoza y lo he conseguido”. En ese camino también reclutó a Sinan Bakis. Su insistencia hizo que durante tres o cuatro días el delantero bloqueara a Aguado en Whatsapp. El canterano definió más tarde al recién llegado: “Juega muy bien de espaldas, tiene mucha calidad aunque no siempre lo parezca y un golpeo muy violento. Sinan Bakis es el típico jugador que enamora a La Romareda”.
Marc Aguado porta un apellido inolvidable para el zaragocismo. Y hoy, cerca del segundo de sus debuts, cumple un sueño que no es solo suyo. En su familia, se toman esa circunstancia “con mucha naturalidad”. Cerró su comparecencia con una muestra más de su ambición. Bendecido por el pronóstico de Éder Sarabia, que le llegó a ver potencial para integrar la selección española, Aguado dejó su sello: “Cualquier futbolista trabaja para llegar a lo más alto y yo no me cierro ninguna puerta. La selección es el máximo”.
Antes, había repetido el mejor estribillo de su discurso: “Jugar en el Real Zaragoza siempre ha sido la ilusión de mi vida”. Palabra de Marc Aguado.