Marc Aguado (Zaragoza, 2000) está viviendo uno de sus mejores momentos en su corta carrera como profesional. El futbolista es el cerebro del FC Andorra, conjunto que se encuentra en la pelea por el ascenso a Segunda División. Pero en su mente siempre está el Real Zaragoza, el equipo de su vida y del que es jugador hasta el año 2023. Aguado se ha consolidado como uno de los mejores centrocampistas de Primera RFEF y desde el club maño miran su progresión con buenos ojos.
P: Lo primero es la actualidad. ¿Qué tal estás? ¿Cómo estás viviendo la pelea por el ascenso?
R: Estoy muy feliz. Desde que llegué la pasada temporada había mentalidad de ascenso, aunque fue extraño por cómo se dieron los playoffs. Este año, desde el principio fuimos conscientes de que teníamos que conseguir el ascenso como fuera y estamos en la pomada para los últimos 10 partidos. El equipo sabe a lo que juega y estamos perfectamente colocados para afrontar la recta final de la temporada.
Es un lujo poder ser titularísimo en un equipo que pelea por cotas tan altas.
Cuando vine cedido el año pasado ya tenía muy altas las expectativas. Es cierto que antes de que llegara Eder (Sarabia) por temas de lesiones, de COVID… No tuve continuidad. Cuando llegó me dio mucha confianza y decidí volver después de una conversación con él. Estoy disfrutando mucho, que es lo importante. Queremos pelear por el objetivo.
¿Por qué Andorra?
Sobre todo, lo que me atrajo es el estilo de juego y el nivel humano que hay. Mi estilo no lo aplican muchos equipos en la categoría. Desde que llegó Éder estamos utilizando el estilo Barça al máximo. Es un sistema que me va como anillo al dedo. Poder jugar al fútbol como cuando era Alevín de segundo año en el Real Zaragoza es un auténtico gustazo.
Un día me cogió Éder Sarabia y me dijo: “Tío, Marc, eres pura magia. Tienes un talento espectacular, pero necesitas quitarte esa capa que llevas encima de ser hijo de quien eres. Yo también fui ‘hijo de’ y hasta que no me la quité no disfruté el fútbol”.
¿Qué te dice Eder Sarabia? Por visión del juego, por conceptos y por estilo, da la sensación de que eres su sombra en el campo.
Me ha hecho cambiar el chip. Hace dos años que salí de casa. Cuando llegó yo tenía mucha vergüenza de mirarle a los ojos. Decía: “Este tío hace cinco meses estaba en la Champions con Messi y ahora está aquí, entrenándome a mí. Recuerdo que un día me cogió y me dijo: “Tío, Marc, eres pura magia. Tienes un talento espectacular, pero necesitas quitarte esa capa que llevas encima de ser hijo de quien eres. Yo también fui ‘hijo de’ y hasta que no me la quité no disfruté el fútbol”. Recuerdo que ese fue un momento de inflexión. Si este tío confía en mí, estando donde ha estado, estoy seguro de que puedo llegar donde quiera. Así ha sido. Cada vez le entiendo mejor: dominamos el espacio, el tiempo… eso todo lo entrenamos día a día. Estoy creciendo muchísimo como jugador y como persona.
Entiendo que estás centrado en el Andorra, pero sigues siendo jugador del Real Zaragoza hasta 2023.
Siempre está en mi cabeza el equipo de mi vida. No lo puedo negar. Los sigo cada fin de semana. Estoy pendiente de que mis excompañeros lo hagan bien, pero estoy al 100% con el Andorra. Jaume Nogués (director deportivo del FC Andorra) me dice que ojalá me pudiera quedar. Estoy seguro de que lo de este año va a llegar a buen puerto. Estoy centrado en ello, en lograr el ascenso.
¿Merecías una oportunidad este verano?
Esta conversación la he tenido muchas veces con compañeros de mi equipo, que han estado con jugadores que están en el Zaragoza. Me decían: “hombre, tú podrías estar ahí”. Yo les digo que no, que en el momento en el que salí de Zaragoza no estaba preparado para jugar en el primer equipo. Es verdad que mentalmente me decía que no me habían dado oportunidades. Lo creía de verdad. Pero dos años más tarde sé que no estaba formado para estar en el primer equipo. He aprendido mucho y voy a volver mucho más que preparado.
Es un privilegio que tu padre sea el jugador con más partidos en la historia del club. ¿Te ha ayudado que tu padre sea Xavi Aguado? ¿Qué has aprendido de él?
Sí. Siempre me ha hecho tener los pies en la tierra. Cuando tenía 16 años y eran las Fiestas del Pilar, yo quería salir con mis compañeros. Él me decía: “Marc, yo he vivido esto. Sé lo que es mejor para ti”. En ese momento me enfadaba, pero ahora me doy cuenta de que era lo mejor para mí. Que mi padre sea quien es me ha beneficiado por la educación que me ha dado y me ha traído hasta donde estoy.
En el momento en el que salí de Zaragoza no estaba preparado para jugar en el primer equipo. Dos años más tarde sé que no estaba formado. He aprendido mucho y voy a volver mucho más que preparado.
¿Te beneficia o te perjudica el apellido?
En mi época en Zaragoza me perjudicó más de lo que me ayudó. La cantera del Zaragoza no es como la de los grandes. No la sigue tanta gente. Llego al filial y yo era el hijo de Xavi Aguado, pero nadie me había visto jugar. Yo llegaba porque era el hijo de una leyenda. Ese fue uno de los motivos por los que tomé la decisión de salir cedido, porque o me hacía nombre fuera de Zaragoza o era muy difícil que me apreciaran en mi ciudad y en mi club.
¿Pensaste en volver al Real Zaragoza el año pasado?
La temporada pasada, en el primer tramo, tenía varios miedos. Salí del Zaragoza y no era titular indiscutible. Pensaba que era momento de volver. Estaba Iván Martínez en el filial y me llamaba para volver con él, para conseguir el ascenso. Tuve un mes de enero complicado. Se sumó el cambio de entrenador. Yo estaba indeciso. Pero estoy seguro de que tomé la mejor decisión, porque creo que ahora estoy preparado para jugar en el Real Zaragoza.
¿Sigues al Real Zaragoza? ¿Cómo lo ves?
Viene con un bagaje complicado. En la primera vuelta deberían haber sacado muchos más puntos. En este momento es difícil. Ha habido muchos partidos que han sido de muy buen juego. Estoy seguro que si no es este año, al año que viene el equipo entrará a playoff. Sobre todo porque la gente se lo merece. Lleva muchos años animando al equipo y merecen que el equipo se lo devuelva.
¿Crees que tienes un hueco en este Real Zaragoza?
Tuve dudas a principio de temporada sobre la categoría a la que me iba. No sabía si iba a ser muy diferente a Segunda B. Me he dado cuenta de que entre Primera RFEF y Segunda División no hay mucha diferencia. Estoy seguro de que muchos jugadores de la categoría ascenderán. Yo puedo ser uno de ellos. Con eso quiero decir que creo que estoy preparado. Tendría que ver qué tal me adecúo al sistema de juego, porque el estilo que juego aquí no se juega en Zaragoza. Pero estoy listo, me tendré que adaptar.
Este Zaragoza no se adapta a tu estilo.
Por lo que me dice mi pasado, soy un jugador que se puede adaptar a varios estilos. Cuando me toca defender, defiendo como el que más. Cuando tengo el balón soy ambicioso. A mí, por ejemplo, me dio mucha pena la salida de Eguaras, porque había sido el pivote sobre el que pasaba todo. Pero se ha visto que los resultados también llegan sin un pivote tan creador como él. No te sé decir qué me va a deparar el futuro, pero se hará un equipo muy competitivo y lucharemos para subir.
Son muchos años en el club. ¿Con qué momento te quedas?
Antes hemos hablado de una conversación con Éder Sarabia. En Cadete A, con Miki Álvarez, tuve una conversación parecida. Me dijo que era un jugador para llegar al primer equipo, pero que tenía que soltarme. Yo convivía demasiado con el apellido y me frustraba al jugar. Cuando fallaba estaba pensando en qué iban a decir de mí. Después de hablar con Miki, todo cambió. Por eso no me quedo con un momento futbolístico, sino con algo que me hizo cambiar.
Miki Álvarez me dijo que era un jugador para llegar al primer equipo, pero que tenía que soltarme. Yo convivía demasiado con el apellido y me frustraba al jugar. Cuando fallaba estaba pensando en qué iban a decir de mí.
¿Qué te dice tu padre?
Me dice que está muy orgulloso. Que tanto trabajo en la sombra ha acabado dando sus frutos. Mi padre está muy contento por lo que estoy consiguiendo, pero sabe que puedo dar mucho más y así me lo hace ver. Me dice que siga así, que siga trabajando porque las oportunidades van a llegar.
Hace no mucho llevasteis al Zaragoza a Europa. Ahí compartiste vestuario con Francho, Francés y Azón. ¿Qué tenían para haber llegado tan rápido al primer equipo?
Son jugadores tocados por una barita. Es muy difícil que con esa edad salgan a La Romareda con tanta gente y lleven a su equipo cargado a la espalda. Tienen una madurez increíble. Estoy seguro de que les espera un futuro impresionante a ellos. También a los que aún no han tenido la oportunidad, porque en el filial hay talento. Se están preparando para aprovechar todo lo que les den.
¿Se trata bien al canterano en Zaragoza?
Hay de todo. Para que te traten bien tienes que luchar para que lo hagan. En la Ciudad Deportiva hay gente muy cercana, gente que se desvive por la cantera. Yo he hablado mucho con Ramón Lozano, con Ángel Espinosa, con cada entrenador que he tenido… Si tratas bien a la gente te llegará la oportunidad.
Quédate con una persona de la Ciudad Deportiva.
No sabría con quién quedarme. Te diría Javier Garcés o Miki. Me cogen en dos etapas clave y por suerte en mi último año del filial están los dos. Miki me ayudó a pasar del fútbol base, formativo, a competir con los mayores. Me hizo pasar de cadete a juvenil. Garcés, en mi último año de juvenil, hace que yo juegue en el filial. Es un paso muy importante. No sabría quedarme con uno.