ZARAGOZA | Marc Aguado ha perdido su lugar en los últimos dos partidos, sin que hubiera una explicación demasiado lógica a su suplencia. Las peticiones de Escribá a los mediocampistas en las últimas ruedas de prensa sirven para encontrar algunas pistas. El técnico les pide a sus medios que trasladen el balón y que dividan, que ganen las siguientes líneas a través de la conducción. Aguado nunca será ese tipo de jugador. Su fútbol se expresa a través del pase y su juego se entiende a través de una máxima: su zancada más rápida está en la cabeza.
Una célebre declaración de Vicente Del Bosque situó a Sergio Busquets como el jugador que el técnico siempre quiso ser. Si a Escribá le pidieran que se reencarnara en un mediocampista, es probable que nunca escogiera a Marc Aguado, para muchos el mejor mediocampista posicional de la categoría. Quizá elegiría a Francho Serrano, Jaume Grau o Toni Moya como las alternativas de esta hipotética propuesta.
El regreso a Andorra
Todo indica que Aguado no estará tres partidos completos sin aparecer en el once titular. La cita en Andorra puede ser el lugar de su regreso, en el sentido más completo del término. Allí se hizo un nombre en el fútbol profesional y fue capaz de proyectar el juego del grupo, testigo directo de las órdenes de Éder Sarabia. En Andorra, Aguado estuvo siempre en el punto exacto en el que empezaban las cosas.
El Zaragoza considera que el duelo en El Principado puede ser una de las citas claves de este inicio. Escribá recibe las primeras críticas y ensaya soluciones distintas para su plan, erróneo en los últimos dos partidos. Aguado no estuvo entonces en la partida y para un duelo estratégico como el que se jugará mañana, no hay mejor estratega que él. Siempre fue capaz de leer el mapa del partido, de entender lo que podía pasar un segundo antes que el resto. Cada uno de sus pases cuenta una historia distinta y en Andorra no puede volver a faltar.