ZARAGOZA | Marcos Baselga acude puntual a su cita con sportaragón.com. Cedido en el Calahorra, le resta todavía un año de contrato con el Real Zaragoza y espera tener una oportunidad en el equipo de su vida. El delantero atraviesa su mejor momento en el fútbol profesional: ha marcado 11 goles en Primera RFEF en su tercera experiencia fuera de Zaragoza.
Al hablar con Baselga es fácil encontrar al niño que fue hace no tanto. El delantero conserva su mirada despierta, pícara, casi infantil. El primer deporte que practicó fue el baloncesto, pero pronto descubrió que lo suyo eran los goles. La calle le enseñó a ser rápido, intuitivo y feliz en el campo.
Sobre ese punto de su vida, Baselga conserva un recuerdo nítido: “Entonces casi todo era fútbol, en la pista o en la calle. Jugaba dos partidos cada fin de semana, los sábados como delantero y los domingos como cierre de fútbol sala”. Los goles decidieron por él y, desde ese puesto, alcanzó las categorías inferiores del Real Zaragoza.
¿Un delantero nace o se hace?
Creo que también puede hacerse. No hay un solo estilo de delantero, hay muchas posibilidades. De pequeño, suelen poner arriba al que más corre o al que mejor regatea. La clave de la posición, la especialización, llega luego.
¿Siempre tuviste facilidad para marcar?
Siempre he marcado goles. Lo hice desde crío, cuando empecé a jugar. En casi todos los equipos en los que estuve o quedaba máximo goleador o me quedaba muy cerca. Helios, Balsas y Zaragoza. Recuerdo que en benjamines me hinché a marcar. El primer año de alevín jugué con los de un año más y en el siguiente hice los suficientes como para que el Zaragoza me llamara. En La Ciudad Deportiva pasó un poco lo mismo: en todas las categorías he marcado bastantes. Creo que el año que menos marqué fue en Liga Nacional, jugando como extremo, y logré 7 o 9 goles.
El año que me fichó el Real Zaragoza hubo dos llamadas. El Villarreal también se interesó por mí. Decidí quedarme en Zaragoza porque era mi casa
El interés del Zaragoza llegó en infantil…
Había jugado en la selección sub 12 y hubo dos llamadas en el mismo año: la del Zaragoza y también la del Villarreal. Fui a la Ciudad Deportiva del Villarreal: me enseñaron las instalaciones, la residencia… Yo decidí quedarme en Zaragoza porque era mi casa. Tenía 12 años y ninguna necesidad de irme a otro equipo y a otro lugar. Iba a hacer allí lo mismo que aquí. En ese momento, no quería separarme de mi familia y de mi casa.
Y, además, te había llamado el Zaragoza.
Exacto. En ese momento te sientes bien, impresionado. Y eso que ni siquiera sabes lo que es. Estás contento, el Zaragoza se ha interesado por ti, pero no entiendes la magnitud de lo que te acaba de pasar. El primer día en La Ciudad Deportiva siempre es especial. Estás nervioso, llegas nuevo a un vestuario, en el que no conoces a nadie. Recuerdo que todo me parecía más grande. No sabía dónde estaban las cosas. Cuando tenía que ir al fisio, pensaba que me iba a perder.
¿Cómo fue tu desarrollo en el fútbol de formación?
Físicamente siempre tuve un desarrollo normal. Ni era muy alto ni muy bajo. Siempre fue rápido y recuerdo que no tenía ni que regatear. Me la echaba larga y me quedaba solo ante el portero: así era más fácil marcar.
¿Qué entrenadores te han marcado especialmente?
En el Balsas Picarral tuve a Francis Castán. Recuerdo que todos sus entrenamientos eran divertidos, llegabas allí ya cambiado y todo eran disparos y juego con balón. El siguiente del que me acuerdo es Raúl Valbuena. Con él quedamos campeones de España en categoría cadete. Jugábamos muy bien y todo el equipo disfrutó: atacábamos mucho y daba gusto vernos. Y entre mis técnicos también destacaría a Javier Garcés. Con él pasé mis últimos cuatro años en Zaragoza, dos en juveniles y dos en el filial. Siempre me sentí cómodo con él y marqué muchos goles. En mi segundo año, en División de Honor, hice 21 y quedé máximo goleador. En mi primer año en el filial, también marqué pero tuve una lesión y varias recaídas en el mismo sitio, en el recto anterior. Pude recuperarme en la siguiente, en la que llevaba 18 goles y estaba peleando por el pichichi cuando la pandemia lo cortó todo.
Garcés siempre dio la impresión de entenderte…
Con Javier Garcés todo fue muy bien: noté una mejora y jugué casi siempre en mi sitio, como delantero. En juveniles, Alberto Soro me filtraba balones al espacio. En el filial, jugábamos de una manera distinta, pero a través del centro lateral siempre tenías muchas ocasiones. Éramos verticales y hacíamos mucho daño.
Enrique Clemente destacaba mucho en las categorías inferiores por su salida de balón. Daba gusto jugar con Alberto Soro. Te ponía pases al espacio que tú solo tenías que finalizar.
¿Quiénes fueron los compañeros que más te impresionaron entonces?
De pequeño, Sergio Carrasco. Con balón era un espectáculo de mediocentro. Todo el juego pasaba por él. Filtraba pases y creaba las jugadas. Estuvo este año conmigo en el Calahorra pero no terminó de cuajar y se tuvo que ir en navidad. Enrique Clemente es otro. Ya en categorías inferiores destacaba mucho, por su salida de balón. Y en el paso previo al mundo profesional, me quedo con Alberto Soro. Daba gusto jugar con él. Te ponía pases al espacio que tú solo tenías que finalizar.
En este tiempo ya has conocido el fútbol profesional y supongo que allí también te ha impresionado algún compañero…
En el fútbol de verdad, coincidí con Ferrán Corominas en el Atlético Baleares. Tenía 37 años pero le veías detalles que te demostraban que había estado en la élite por algo. Controles, gestos técnicos… Tenía muchas cosas.
¿Qué cambió en tu último año en el filial?
Disfruté mucho. Recuerdo que en el primer partido ya marqué cuatro goles. Todo estaba encaminado, todo fluía. Lo raro era no marcar los domingos. Estábamos en Tercera y, como filial, siempre generabas muchas ocasiones. Te llegaban muchos balones, muchas situaciones cerca del área. Era un gran vestuario, en el que nos llevábamos todos muy bien.
¿Cómo viviste ese paso, tan cercano al primer equipo?
Yo llevaba desde el año anterior alternando los entrenamientos con la primera plantilla. Lo que ocurre es que en ese curso las lesiones se encadenaron y forzaba para estar un miércoles en la práctica con el primer equipo y acababa recayendo. El año siguiente, sí que tuve más regularidad en los entrenamientos. El equipo volaba antes de la pandemia y era muy complicado entrar. Fue después del parón cuando Lalo Arantegui me dijo que iba a entrenar de forma continua. Me pasó una propuesta para firmar con el Zaragoza durante cuatro temporadas. Fue una noticia increíble, una de las mejores experiencias que he tenido. Coincidió además que esa misma noticia también se la dieron a Jannick, que es muy amigo mío. Compartirlo con él fue algo increíble.
Lalo Arantegui me pasó una propuesta para firmar con el Real Zaragoza. Fue una de las mejores noticias que me han dado. Después del parón, llegó el debut ante La Ponferradina. Fue una experiencia bonita, pero muy distinta a cómo la había imaginado. Fue una pena que ese momento lo viviera con el estadio vacío.
No fueron muchas, pero tuviste alguna oportunidad en Segunda División…
El nivel era muy alto. Como alternativa también estaba Miguel Linares, que lo hizo muy bien desde ese sitio. Entendí que poner a un chaval que acaba de empezar es siempre más difícil.
¿Cómo fue tu debut ante La Ponferradina?
Fue una pena que ese momento lo viviera con el estadio vacío. El público te da un plus de energía, hace que la piel se te ponga de gallina. Hubiese sido muy bonito sentir ese debut con una Romareda llena, con el aplauso de la gente. Fue una experiencia distinta a cómo la había imaginado, pero también bonita. De pequeño mi objetivo era pasármelo bien, pero cuando te vas acercando, cuando avanzas de categorías o eres recogepelotas piensas: “Ojalá jugara aquí”. Y conseguirlo es muy especial.
El verano siguiente te dicen que tienes que buscarte un sitio fuera…
Fue Lalo el que me lo dijo. Y fue sincero conmigo. Me dijo que había cinco delanteros, que iba a ser el sexto y que no iba a tener demasiados minutos ni protagonismo. En el momento te fastidia, me hubiese gustado estar hasta navidad y haber tenido alguna oportunidad. Quería probar en la Liga y no solo en la pretemporada. A los pocos días ya tenía equipos interesados y yo no conocía demasiado la categoría. No conocía mucho el otro equipo. Me dijeron que el Baleares se había interesado por mí y que era un buen equipo en la categoría, un reto bonito. Y me fui a Mallorca.
Jugar en Primera RFEF me ha hecho madurar. Me tuve que ocupar de mí mismo. Deportivamente, tampoco fue lo mismo, es otro fútbol. Sales de casa y compites contra todo el mundo y sientes que no siempre eres la apuesta
¿Cómo te cambia la vida ese cambio?
Fue la primera experiencia que me permitió madurar. Estaba acostumbrado a vivir con mis padres y tenía claro que quería vivir solo. Es otra vida, en la que tienes que ocuparte de ti mismo. Y eso te hace madurar.
El salto deportivo también fue importante…
Era el primer año de la Primera RFEF y el fútbol acabó mucho más tarde por la Covid: tuvimos solo una semana de vacaciones. Sales fuera y no estás tan arropado, ya no es lo mismo. Compites contra todo el mundo, hay gente que cobra mucho más que tú, sientes que no siempre eres la apuesta… Es el fútbol de verdad. Sales de tu casa, dejas de estar protegido y te sueltan ahí para decirte “chaval, gánate la vida”. Yo estaba acostumbrado a jugar todo y tienes que aprender a convivir con el cambio o la suplencia. Juegas ante futbolistas de mucha experiencia, en campos llenos de gente. Es diferente, es otro fútbol.
Baleares, Zamora y ahora Calahorra. El Zaragoza optó por cederte, pero el responsable no siempre fue el mismo. ¿Qué diferencias encontraste entre Lalo y Miguel Torrecilla?
La diferencia fue bastante grande. Yo era una apuesta personal de Lalo. Él se arriesgó a firmarme un contrato con el primer equipo porque vio en mí determinadas condiciones. Y yo confié en Lalo, sentí que si él me decía que lo mejor para mí era salir cedido, tenía que hacerle caso. Muy pocas personas tenían tantas ganas como Lalo de que me fuera bien. El segundo año fue distinto.
La diferencia entre Lalo Arantegui y Miguel Torrecilla fue bastante grande. Yo era la apuesta de Lalo y él quería que me fuera bien. El trato con Torrecilla fue un poco regular. Me dijo que no contaban conmigo, que tenía que salir cedido antes de empezar. Me tuve que bajar el sueldo y ponérmelo en la siguiente, casi por obligación.
¿Qué pasó entonces?
Antes de empezar la pretemporada, Torrecilla me dijo que no contaban conmigo, que tenía que salir cedido. Creo que las cosas se podían haber hecho mejor, el trato fue un poco regular. Incluso tuve que bajarme el sueldo de esa temporada para ponérmelo en la siguiente, casi por obligación. La diferencia entre Lalo y Torrecilla fue bastante grande.
Después de la cesión al Baleares y Zamora, llegó la oportunidad del Calahorra. La situación de los equipos en la competición ha sido similar, pero tu rendimiento ha sido muy distinto…
Este año se han dado otras circunstancias. He tenido la continuidad desde el principio. Cuando llegué a Mallorca era un chaval y había gente importante a la que tenían que rentabilizar. En Zamora hubo altibajos, pero acabé muy bien. Tampoco tuve demasiada continuidad y hubo una lesión que cortó todo. Pero en Calahorra, en lo personal, todo encajó desde el principio.
11 goles pueden dar cuenta de ello…
Me he sentido importante desde el primer día. Empecé jugando en la izquierda y desde navidad lo he jugado todo como delantero. Hay pocas cosas que influyan más que estar cómodo, tener la confianza de los técnicos y directivos y jugar dónde te gusta. Aunque haya sido un año complicado para el equipo, siempre tienes alguna oportunidad y dónde soy bueno es cerca del área.
Antes hablabas de los diferentes tipos de delanteros y el único secreto que se necesita para serlo es tener facilidad para marcar…
Exacto. No hace falta medir dos metros para jugar en esa posición.
¿Qué sientes tú desde la distancia cuando por La Romareda han pasado delanteros como Toro Fernández, Haris Vuckic o Pape Gueye?
Al final, son apuestas. Si salen bien, no pasa nada. Y si salen mal, volvemos a lo de siempre. Nunca sabes qué es mejor, si irte porque vas a tener pocos minutos o quedarte a la espera de una oportunidad. Si el año que me fui cedido al Baleares me hubiera quedado, a lo mejor hubiera jugado. Pero eso nunca lo sabré.
Me hubiera gustado tener una oportunidad real, que me hubieran dado tiempo hasta navidad.
Las alternativas salieron mal
Sí que me hubiera gustado tener una oportunidad real, que me hubieran dado tiempo hasta navidad. Esa situación sí que la han tenido otros. Yo he vivido pretemporadas en un contexto complicado. Sabía antes de empezarlas que iba a salir cedido. Juegas partidos en los que da un poco igual lo que puedas hacer, porque tu futuro no está aquí.
En el Calahorra has coincidido con varios zaragocistas: Sergio Gil, Luis Forcén, Sergio Carrasco o Ángel López. Ahora, solo quedan Gil y López, que son muy importantes en el equipo…
Sergio Gil es uno de los futbolistas con más calidad con los que he jugado. Tiene una zurda increíble, muy estética. Filtra buenos pases y posee un gran golpeo de balón. Este año también le ha aportado mucho sin balón al equipo. Frente al Eldense jugó de pivote defensivo, recuperó muchísimos balones y fue fuerte a todas las disputas. A lo mejor no esperas que también pueda hacer eso. Pero ha mostrado que tiene esa capacidad y, al verle de cerca, te das cuenta que no es casualidad que haya jugado tantos partidos en Segunda.
¿Cómo has visto a Ángel López?
Ha sido titular durante toda la temporada. Todavía es muy joven y tiene un largo camino por delante. Es un chico que puede progresar mucho, mejorar en muy poco tiempo. Es muy fuerte físicamente, completo en defensa y con balón ha progresado mucho durante el año.
Por esas condiciones, ¿le ves volviendo al lateral derecho del Zaragoza?
Yo sí que le veo, pero no soy el que toma esa decisión. Por condiciones y por la edad que tiene, creo que es un jugador muy aprovechable. Hay que llevarle bien, darle oportunidad y tiempo para que siga creciendo.
¿Crees que es posible que tú vuelvas? ¿Ha contactado contigo el Zaragoza?
El otro día me llamó Cordero y hablamos por teléfono. Tenemos pendiente vernos a lo largo de estas semanas. Hablar un poco de mi situación. A mí aún me queda un año de contrato y hay que valorar las opciones que hay y los planes que tienen conmigo.
Nada me gustaría más que poder ganarme un sitio y ser uno más en la plantilla. Creo que este año estoy haciendo méritos para, por lo menos, hablarlo.
¿Tú tienes claro los tuyos?
Nada me gustaría más que poder estar aquí. Poder ganarme un sitio y ser uno más en la plantilla. Tengo la espinita de no haber podido estar nunca la primera parte de la temporada o de jugar en La Romareda con público. Creo que este año estoy haciendo méritos para, por lo menos, hablarlo. Me encantaría llegar una pretemporada y que me dieran la oportunidad de ganarme un sitio.
¿Qué te dice la intuición?
Creo que al delantero le condicionan los números y ahora mismo llevo 11 goles. Espero marcar algunos más en los 6 partidos que quedan. Soy un delantero de la casa, seguramente más barato que muchos, y espero que las cifras de goles me puedan ayudar.
¿Qué delanteros viste en tu casa a los que te quisieras parecer?
Me acuerdo mucho de Helder Postiga, de un gol que le vi marcar en La Romareda de chilena y que me impactó. Recuerdo también a Ángel Rodríguez. Metía muy bien el cuerpo, era rapidísimo al espacio y se generaba muchísimas ocasiones. También vi de cerca a Borja Iglesias y Luis Suárez. Eran diferentes entre ellos, pero eran buenísimos los dos. Solo hace falta ver dónde están ahora.
¿Cómo recuerdas ahora que has tenido otras a la afición del Zaragoza?
Es una afición muy buena. Y se ha demostrado estas temporadas: cada año renuevan su ilusión. La gente del Zaragoza siempre está ahí. Es una afición exigente, porque conoce su pasado, pero te ayuda y te apoya como ninguna.
La afición de La Romareda es muy buena. Y, si me lo preguntas, yo aún sueño con marcar el gol del ascenso del Real Zaragoza. Es el primero que me viene a la cabeza.
Tienes 24 años y te queda una carrera larga por delante, pero ¿has pensado en lo que harás después del fútbol?
Terminé la carrera de CCAFD, lo que antes INEF y lo tengo un poco apartado, por si alguna vez necesito tirar de ello. Y después, sí que me he movido con mi hermano. Creamos una empresa de venta online y, como el fútbol te deja mucho tiempo libre por las tardes, voy haciendo cosas. Eso me permite también hablar todos los días con él.
Antes de que te centres solo en eso, te quedan muchos goles pendientes. ¿Cuál es el que sigues soñando con marcar?
Lo tengo claro. El del ascenso con el Real Zaragoza, en mi ciudad. Es el primero que me viene a la cabeza y el único.