HUESCA | La aragonesa María Abad participará del 19 de enero al 1 de febrero en los Juegos Olímpicos de la Juventud que se van a celebrar en la estación de esquí de Gangwon (Corea del Sur). Atiende la llamada de sportaragon.com después de una sesión de fotos en Cerler y justo antes de ir a Graus para recibir una beca de la comarca de la Ribagorza. Natural de Castejón de Sos, con 17 años, cursa Segundo de Bachillerato en el IES Domingo Miral de Jaca ya que forma parte del Cetdi, el centro de tecnificación de esquí de Aragón.
Se encuentro en un momento determinante en su carrera. Y es que, si combinar deporte de elite con estudios es difícil en España, cuando se trata del esquí sobra cualquier comentario; es como deslizarse por una ladera de hojas con el deseo de que salgan campeones. Eso sí, hay excepciones. En su idea descansa estudiar Enfermería… y quiere seguir esquiando. Mejor escrito, compitiendo. Tendrá que decantarse por cursar los estudios on-line o de forma presencial en Aragón y más lejos de las pistas de esquí. Le va bien con las notas en el Domingo Miral donde le gusta “más la biología y las matemáticas que la filosofía o la química”, desliza.
Su irrupción en el mundo de las tablas ha sido progresiva. Sí empezó pronto -tres años-, sí su hermana Berta, un año más, esquía como lo hacen sus padres -regentan el Hotel Pirineos de Castejón de Sos-, pero el camino en este deporte es más duro de lo que parece y se lo tiene que labrar una misma. Su entrada en el mundo de la competición fue progresiva, porque antes tocó disfrutar de este deporte como ocio. Primero los fines de semana, luego esquiaba con otros de edades y niveles similares y poco a poco se adentró en la exigencia de la competición. Hoy, la marca Volkl la apoya con cinco pares de esquís para eslalon, 4 para gigante y dos para supergigante.
En el Club Esquí Cerler-Aneto, de la mano entre otros, de Susana Sahún y Uxoa Güerri -dos esquiadoras de primerísimo nivel- empezó a pasar palos. Tiene la espina clavada de no haber ganado nunca la carrera de casa: la Pitarroy. Se maneja bien en las disciplinas de eslalon, gigante y súper gigante y confiesa que se siente “más cómoda” en las dos primeras modalidades. Sus 170 centímetros de altura y una técnica cada vez más depurada ayudan a pasar palos. La estación de Cerler es ‘su’ estación. Dividida en dos sectores -Ampriú y Cota 2.000-, María se queda con la pista “Codornices para entrenar”. Esta temporada ha empezado escasa de nieve, pero, afirma, “que he podido hoy esquiar muy a gusto con la que había, que es de muy buena calidad”.
La certificación de que estará en Corea del Sur la recibió el pasado 19 de diciembre en el centro invernal de Baqueira-Beret. Pero su elección venía rondando desde septiembre. Hoy es sub-18 de segundo año y no era la única opción para estar en Gangwon. Ni siquiera era seguro que España iba a tener plaza en esta competición. Finalmente, allí estará y ni que decir tiene que le hace una gran ilusión. Estos días descansa en Castejón de Sos, en su casa, después de haber competido ya por estaciones de Italia, Suecia y Alemania. Ya sabe lo que es subir al cajón y en Corea del Sur se le amontonarán las competiciones: dos supergigantes, más una combinada, un gigante, un eslalon y un paralelo mixto por equipos.
Para llegar hasta allí, como meta volante para una carrera que quiere que sea lo más larga y exitosa posible, María Abad lo tiene muy claro: “Al final, si en este deporte no lo pasas bien, no disfrutas, sería imposible”. Y María quiere seguir disfrutando y pasárselo bien. Sabe que los madrugones, los días fríos, con viento helador, los viajes, los malos cronos forjan el carácter con el objetivo de ser una esquiadora top.