Marina Vilella (Zaragoza, 1992) es jugadora de baloncesto y psicóloga. Ha competido en Liga Femenina 2 en la Universidad de Oviedo (2014-2016), así como en el Baloncesto Femenino Aragón (2016-2017). Llegó a debutar en Liga Femenina con el Mann Filter Casablanca el 3 de diciembre de 2017 y disputó un total de 5 partidos con el Mann Filter y otro de Copa de la Reina. También ha competido en Liga Nacional con el Helios. Desde SPORTARAGON, hemos hablado con ella.
La temporada pasada, llegabais con el Helios a la final de Liga Nacional frente al Old School. Una final igualadísima que se alargaba hasta el último partido posible…
Una lástima ese último partido que no pudimos ganar, pero el sentimiento general es de estar muy contentas por el trabajo realizado y la evolución que tuvimos como equipo. No pudimos ponerle la guinda a la temporada.
En la temporada 16/17 eras parte de ese proyecto tan aragonés de Liga Femenina 2 (LF2), donde firmasteis una extraordinaria temporada con un balance de 13-13. ¿Qué recuerdos te transmite?
Fue una pasada. LF2 es una liga semiprofesional, los equipos de arriba tienen muchas jugadoras que cobran por jugar. Nosotras no cobrábamos; de hecho teníamos que acometer gastos de nuestro bolsillo. El esfuerzo se vio muy compensado por el rendimiento en el campo. Íbamos con muchas ganas de jugar contra equipos que tienen toda una infraestructura detrás, y nosotras íbamos con nuestras ganas de demostrar en la pista todo el trabajo de entrenamiento y preparación física. Terminamos muy por encima de las expectativas. Éramos todas de aquí y también le podíamos ganar a cualquiera.
No solo podíais, sino que de hecho lo lograsteis…
Eso es (risas). De los cuatro equipos que quedaron primeros, nosotras le ganamos a tres. La afición estaba muy comprometida con le equipo. La grada del Siglo XXI estaba prácticamente llena y disfrutaban.
Y como anécdota negativa, os llegaron a robar en un viaje…
Íbamos a jugar a Badajoz. Era un viaje en el día, salíamos muy temprano. Autobús, jugar y autobús de vuelta. Hicimos parada en mitad del viaje para ir a desayunar, creo que estábamos aún por la Comunidad de Madrid. A lo que volvimos al autobús, habían forzado la puerta y se habían llevado algunas mochilas. No nos quitaron nada que nos impidiera disputar el partido, de hecho lo ganamos, pero ¡qué rabia! Ya no volvimos a saber nada de eso.
Antes del Femenino Aragón, pasaste dos años en la Universidad de Oviedo, también en Liga Femenina 2…
Mi desplazamiento no lo hice por temas deportivos, sino por estudios. Fui a Oviedo para empezar el doctorado y tuve la suerte de que pude entrar en este equipo vinculado a la Universidad. Mi primer año fue bastante duro porque se nota el salto de Liga Nacional a Liga Femenina 2. Recuerdo en mi primer partido que a una compañera le rompieron la nariz en un choque con una contraria que le sacaba dos espaldas y una cabeza. Habituarte a un ritmo de más ritmo y fuerza me costó un poco, pero a final de temporada acabé disputando más minutos y el segundo año más aún. Lo disfruté un montón. Tuve compañeras veteranas en la categoría que me ayudaron mucho.
Fui a Oviedo para empezar el doctorado, y pude formar parte de la Universidad de Oviedo en LF2
¿Cómo es el hecho de salir de tu zona de confort y con 22 años pasar a asentarte en Oviedo?
No recuerdo esa parte como algo que me molestara, me gusta mucho viajar y estar en sitios diferentes. También estuve estudiando en Teruel y tras terminar la carrera me apetecía seguir viajando. Estaba en una residencia de deportistas y me sentía muy afortunada.
¿Y cómo fue ese debut con el Mann Filter Casablanca en Liga Femenina?
¡Buff! Es un momento que recordaré siempre, además contra el Perfumerías Avenida de Salamanca. No me considero una jugadora profesional y poder estar dentro de ese equipo con semejante entrenador (Víctor Lapeña) y semejantes jugadoras (Gabi Ocete, Paola Ferrari, Tamara Abalde o Luci Pascua, entre otras). Fue una pasada jugar con y contra gente que siempre llevaba viendo en la tele, reconozco que hubo parte de momento ‘fan’. Estoy muy agradecida de haber podido estar en ese lugar.
Muchos kilómetros has recorrido mediante el baloncesto, viajes, horas de entrenamiento, y todo ello lo has compaginado con un grado universitario, el doctorado, el trabajo… ¿Cómo sacas tiempo para todo?
A través de muchas ganas, tiene que compensar. Cuando te empiezas a hacer mayor, llegan los entrenamientos entre semana de 21h a 23h todos los días, viajes a Badajoz, Andalucía, en avión… Compaginarlo todo es complicado y hay que encontrar esas ganas e ilusión.
Hay que echarle muchas ganas para que compense tanto baloncesto
Cuéntanos un poco sobre tu trabajo, que te ha llevado recientemente a Moscú y Asia…
Estoy trabajando en un grupo de investigación que intenta desarrollar un dispositivo que pueda evaluar la vista en niños ‘no colaboradores’. Se llaman así quienes no pueden decir “yo veo mal”, y utilizamos para ello una tablet que nos da la información. El grupo es de carácter internacional y colabora con hospitales de todo el mundo. Por ello, estuve un mes en Moscú y otro mes en Hong Kong realizando la tarea que también hacemos desde aquí en el Hospital Miguel Servet.