ZARAGOZA | El Real Zaragoza prepara el regreso de Mario Soberón, que trabaja al ritmo de sus compañeros, listo ya para la próxima convocatoria. El delantero cántabro suma 15 partidos de ausencia y dos lesiones que le han dejado fuera de sus registros inicales. En el primer tramo de la competición ilusionó a La Romareda y cambió una maldición que reunía a sus últimos delanteros. Entonces pareció que podría marcar todos los días y liderar todos los registros. Le favoreció el efecto de la primera impresión, pero su relato se torció a través de las lesiones. Desde el club no encontraron una explicación clínica a una microrrotura que le tuvo fuera más de diez partidos. “El chico no se encuentra, no tiene buenas sensaciones”, se repetía desde el club. El amago ante el Granada en Copa del Rey, cuando no se sintió bien durante el calentamiento, o una nueva lesión en Ipurúa en 30 minutos de juego probaron que su recuperación no era completa.
El segundo parón ha servido para prepararse a conciencia, regresar ilusionado y resolver todas sus dolencias, también las anímicas. Convencido de que el fútbol le depara una segunda oportunidad en la temporada, en La Ciudad Deportiva se estima que sus valores son los de un jugador recuperado. Autor de 6 goles en el curso, Mario Soberón destacó por su efectividad y sangría fría, por el efecto de la primera impresión. Capaz de mejorar al resto y de ser un delantero invisible, de disparar con silenciador, sigue siendo el atacante con mejor porcentaje de finalización (el 41% de sus disparos han acabado en gol).
La temporada cambió por completo con su ausencia y uno tiene la impresión de que existen dos temporadas. La que el Real Zaragoza pensó que jugaría con Mario Soberón y la que ha terminado jugando sin él. En una fase de la temporada en la que los tópicos se repiten como un consuelo menor, en el club se tiene la tentación de pensar que Soberón puede ser una gran incorporación para el final del mercado. Se cree además que el Soberón del inicio puede regresar en el final del curso. Y que su vuelta puede cambiar las tendencias: quizá convertir las grandes quimeras en pequeñas ilusiones.