ZARAGOZA | El Real Zaragoza y el Racing de Santander se miden en la tarde del sábado, en un choque de históricos, una nueva lucha de gigantes sobre La Romareda. El partido medirá también a los dos mejores goleadores de la competición: Andrés Martín y Mario Soberón. Distintos en casi todo, una coincidencia les une: hace unos meses nadie esperaba que estuvieran en el lugar en el que ahora están.
Con 6 goles, Andrés Martín ha superado ya sus registros del curso pasado. Zurdo, fino y elástico, pertenece a la estirpe de los distintos. Va y viene en los partidos, se oculta y resuelve, en busca de una sociedad ganadora con Juan Carlos Arana e Íñigo Vicente. Genial y discontinuo, José Alberto López ha creado el contexto perfecto para el talento. En el Racing brillan futbolistas cortados por el mismo patrón, capaces de alternar el testigo de todos los ataques. Y en ese lugar de la escena, Martín es hoy un goleador frío y eficaz.
Mario Soberón llegó a Zaragoza como un movimiento discreto, un fichaje sin glamour. Se le asignó pronto la etiqueta de complemento, una opción más en la baraja. Pronto, su doblete ante el Cádiz le situó en un lugar opuesto: como el atajo ideal, el camino más corto hacia el gol en La Romareda. Sin ser el mejor en nada, siempre ha parecido el más listo en todo. Silencioso también en el juego, su efectividad le ha convertido en el delantero con mayor acierto de la categoría: el 71% de sus tiros van a puerta, el 57% de sus disparos acaban en gol.
El nombre de Andrés Martín no resulta extraño en La Romareda. El de Aguadulce ha jugado con las camisetas de Córdoba, Rayo Vallecano y Tenerife hasta asentarse en el Racing de Santander. Fue un rumor recurrente en muchos de los mercados, una propuesta que nunca llegó a culminar en La Romareda. Ahora, más constante que nunca, es un argumento sólido: parte desde el perfil diestro y acuna el balón y los remates con su zurda. Sus remates son suaves, livianos y letales. Y tienen la música que solo llevan los goles.
La historia de Soberón con el Racing de Santander ya está escrita. En los 12 años en los que estuvo en su cantera mostró las mismas condiciones que hoy le definen: fue un delantero en el que nadie reparaba, uno de esos goleadores que disparan con silenciador. Hay muchos futbolistas que se empeñan en llamar la atención, Soberón se esforzó siempre en pasar desapercibido, en esperar su momento. En ese punto, activó siempre su mejor cualidad: el instinto.
El Real Zaragoza se enfrenta al Racing de Santander en La Romareda. En un duelo que será muchos en uno solo, también se verán las caras Mario Soberón y Andrés Martín. Dos goleadores a los que nadie esperaba.