HUESCA | Un edema óseo en el fémur de su pierna derecha tiene a Marta Borbón a medio gas. La referencia aragonesa del triatlón cross (Zaragoza, 1994) puede nadar e ir en bici, pero no correr. En un deporte así, donde la cabeza es uno de los ‘músculos’ más importantes lo soporta con cierto estoicismo; no puede calzarse las zapas pues a nadar y ‘andar’ en bici. De momento, sus planes de competición los ajustará a 2024. En casa, también tiene apoyo. Su pareja, Fernando Zorrilla, es otro de esos triatletas cinco estrellas. La lesión le ha venido en su mejor año deportivo, con participación en el Mundial de Ibiza –7ª sin ser su mejor carrera- y en el europeo de duatlón –15ª-.
La zaragozana se inició en el Helios. Hoy es una de las referencias del Stadium y bajo la tutela de Alex García, quizá, no, seguro, el responsable de la buena marcha de esta dura disciplina para que Aragón tenga foco propio en el panorama nacional. El idilio de Marta Borbón con el triatlón empezó a fraguarse cuando tenía 9 años. Llegó desde la natación donde compitió a nivel nacional y autonómico. Su entrenador de por aquél entonces, Javier Ostos, era triatleta y le picó el gusanillo. A Marta le gustaba también correr así que metió todo en la coctelera para que surgiera la triatleta que es hoy.
Y su inicio no fue el esperado. Se limitó a competir sin tener en cuenta reglamentaciones que parecen banales y que le costaron una descalificación. Normas de esas teóricas que o las sabes o las aprendes a base de cometer un error. Lección aprendida y ya está. A buscar ser ‘finisher’ y luego los cajones. Compartir vida con Fernando Zorrilla no supone problema alguno. Vamos, que no hay piques. “El triatlón está presente en nuestra vida y de forma positiva. Aprendo de su experiencia, pero también es cierto que somos muy competitivos… y juguemos a lo que juguemos siempre queremos ganar los dos”, dice entre risas Marta Borbón.
En una disciplina deportiva como el triatlón, la regularidad en los tres segmentos -nadar, pedalear y correr- es clave. Y a la par e incluso por encima de ellos, la cabeza, la mentalidad, el saber sufrir. La zaragozana lo subraya. “Es un deporte de mucha cabeza, compites al final contra ti mismo y es con tu cabeza con la que tienes que lidiar. En mi caso, la natación es lo que menos controlo y hasta que no sales del agua no sabes dónde vas y hay que saber que lo importante es saber cómo terminas”, explica. Reconoce que esto “se entrena”.
En este sentido, Alex García juega un papel clave. Marta Borbón no va al psicólogo y defiende que es “el día a día, la rutina de entrenamientos” lo que la hace más fuerte y que combina con su vida laboral. La dinámica es de mucho sacrificio. No es para menos. Trabajar -es ingeniera de proyectos de energías renovables en la empresa Climaelec (Cuarte de Huerva)- y competir no es fácil. “No tirar la toalla, saber anteponerse a situaciones difíciles es importante para cuando compites y lo pasas mal”, acota.
Si el triatlón es ya duro de por sí, Marta Borbón está especializada en el triatlón cross. La pena es que a nivel nacional no está tan desarrollado como el de carretera. Las distancias son distintas. En este caso, el segmento de natación es de 1.000 metros, 20 kilómetros de BTT y 7 corriendo. Los desniveles son fundamentales en las pruebas y en función de ellos más o menos exigentes… dentro de que siempre lo son.
El bronce en el europeo de triatlón campo a través celebrado en Bilbao en 2022 ancla en su recuerdo. Y para una persona tan competitiva como ella sabe, también, dónde está su punto de aspiración. Sabía que la italiana Sandra Mairhofer estaba por encima y la plata se le escapó en sus 500 metros. “Ese bronce me supo a oro”, recuerda. En competiciones nacionales, Marta Borbón es asidua al podio. Las victorias -ganó el campeonato de España de 2021- la mantienen con los pies firmes en el suelo. “Cuando vuelvo a casa, sé que el lunes tengo que ir a trabajar”, recalca. Sí que motivan las medallas para mejorar, pero “no me dedico de forma profesional a esto; es una afición”, subraya.
Y no levanta falsos castillos. Sabe que es imposible dedicarse en exclusiva al triatlón porque, además, le gusta su trabajo. Hacer solo triatlón creo que sería “algo negativo, porque mi vida social con los amigos, el propio trabajo que me gusta son importantes para salir de esa rutina del triatlón”. Y es que, tal como precisa, tiene válvulas de escape. La música de C. Tangana es una de ellas y, sí, también conoce la zona del Tubo de Zaragoza además de cualquier actividad deportiva y viajar.