Martí Vigo ha entrado en la estructura del equipo nacional de la Real Federación Española de Deportes de Invierno (Rfedi) para el curso 2016/17. El esquiador del valle de Benasque (Sesué, 1997) recibió hace unos días la noticia vía correo electrónico. Su integración en el equipo nacional supone “más seguridad, más concentraciones y más entrenamientos”, explica el fondista, quien describe que “di un bote cuando me lo dijeron”. El nivel de exigencia se eleva y a finales de mes ya tiene prevista una concentración en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada y a mediados de junio irá a esquiar a un glaciar de Italia. El fondista de Sesué sube un escalón y su entrenamiento se intensificará con concentraciones dos y tres veces cada mes.
En su familia, la noticia que pone el broche a una gran temporada –“perfecta”, tal como la define el propio Vigo- en Copa de Europa júnior donde ha brillado con luz propia en muchas competiciones contra los mejores de esta especialidad y Vigo, con un año menos, era esperada, pero no por ello fue recibida con menos alegría. Es el resultado de muchas años de dedicación y esfuerzo… pese a lo que podría decir su juventud.
Con los esquís, ceras, botines y ropa de fondo a buen recaudo, el de Sesué apura sus estudios de fisioterapeuta en la Universitat de Lleida. Su ‘nueva vida’ deportiva no va a alejarle de los libros, aunque igual tendrá que dejar la matrícula de alguna asignatura para compatibilizar con éxito estudios y deporte.
Martí Vigo empezó a hacer esquí de fondo a los 4 años e inició su andadura competitiva bajo el paraguas de su hermana Berta, así como en la Agrupación Deportiva Hospital de Benasque. Luego se forjó en el Centro Especializado de Tecnificación de Deportes de Invierno (Cetdi-Jaca) desde donde ha dado el salto al equipo nacional.
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