Toca pensar en la Universiada de Rusia que llega en tres semanas. Este fin de semana, el calendario ha llevado a Martí Vigo a competir en el europeo de Planica (Eslovenia). Y el fondista del Valle de Benasque ha comprobado que el esfuerzo por hacer bien las cosas en el Mundial Sub-23 ha pasado factura. Tuvo que cargar pilas en menos tiempo debido a un virus que ‘contraprogramó’ su puesta a punto. Al acortar su preparación todo se precipitó.
Hizo un buen Mundial. Acabó 18 y contento. Pero en un deporte tan exigente como el esquí nórdico y cuando ya estás tan cerca de quienes se suben al pódium, los esfuerzos se notan. En Austria, en los nacionales del país alpino, firmó un buen papel, aunque notó su cansancio. Y este fin de semana ha servido para desear a volver a entrenar en su patio de recreo, en Llanos del Hospital.
Fin de semana difícil
Martí Vigo tendrá un ‘reset’ de unas tres semanas. Y mientras, lo hecho este fin de semana sobre la nieve eslovena en dos días de escasa visibilidad y en unas duras condiciones ambientales para competir. Nevó a ratos y llovió en otros. “La verdad es que no ha sido un buen fin de semana de carreras”, explica. Antes de Austria firmó buenas competiciones. “El sábado me retiré porque no podía con mi alma”, se sincera. Y no ahorra comentarios: “Me estaba arrastrando por las pistas y no merecía la pena seguir 10 kilómetros para sufrir cuando el domingo tenía 20”.
Hoy tenía los 20 kilómetros modalidad patinador. Las cosas han ido algo mejor, pero no como a él le hubiera gustado. “He salvado un poco el papel. He hecho el ‘treintaypocos’, pero no muy contento”, explica. La razón es que en el Mundial sí que ganó a algunos de los que hoy han acabado por delante de él con lo que no se quedó satisfecho con su participación.
En Planica ha competido con la jacetana Alba Puigdefábregas, que también tiene billete para la Universiada de Rusia, en Krasnoyarsk