El Mundial de Motociclismo se ha convertido en una vorágine constante de cancelaciones de Grandes Premios ante la expansión de la pandemia del coronavirus. El GP de Aragón, en el circuito alcañizano de Motorland, se mantiene fijado para el 27 de septiembre. En principio, parece un horizonte lejano, pero el riesgo de que no se celebre es cada vez mayor.
Lo primero es la salud y la plena recuperación en las mejores condiciones. Y evidentemente, el deporte y el motociclismo quedan en un segundo o tercer plano ante las complicadas circunstancias sanitarias y económicas que se presentan. Es el principal mensaje que subyace desde Dorna, empresa propietaria de los derechos del Mundial de Motociclismo.
Carmelo Ezpeleta, director ejecutivo de Dorna, reconoce en declaraciones a la revista alemana Speed Week, “no confiar en la celebración de la temporada 2020”. “Tenemos que esperar a ver cómo evoluciona la cosa, pero hasta que no haya vacunas, será difícil o imposible organizar carreras”, expone.
El fin del confinamiento no es suficiente
Ezpeleta insiste en que no es suficiente con que no es suficiente con la conclusión del confinamiento y el estado de alarma. La recuperación de la normalidad será progresiva. “Las restricciones en los viajes tendrán que seguir, lo contrario sería una locura, por lo que no va a ser viable que un gran número de personas asistan a los grandes premios”, subraya.
Desde Dorna, dejan claro que si celebran una carrera y el resultado es un solo infectado, se exponen a fuertes sanciones. Por tanto, se acerca un escenario en el que el mundo del motociclismo podría enfrentarse a un 2020 en blanco y la competición se reanudaría en 2021.