Lo reconozco. Soy como poco tan Melerista como Samuelista o Anquelista. Y la noticia con la que el Huesca abrió esta primera semana de julio me sacó la mejor de las sonrisas porque es una de esas que refuerzan un proyecto y la ilusión de una afición que vive sus mejores días. La renovación de Gonzalo Melero hasta 2020 es el premio que merece un jugador que nunca ha dejado de reblar y que ha crecido exponencialmente en los últimos doce meses hasta convertirse en una de las piezas más insustituibles de la plantilla.
Su llegada fue cuestionada, me incluyo en ese sector. Aterrizó en El Alcoraz un jugador que no había sido titular indiscutible en una Ponferradina que acababa de descender a Segunda División ‘B’. Estuve en el estadio azulgrana en su debut delante de la afición aquel 6 de agosto de 2016 contra el Real Madrid Castilla y el futbolista dejó en 45 minutos una magnífica imagen, pero nunca me podía imaginar que llegara a convertirse en lo que es y a dar lo que ha dado y, sobre todo, va a dar.
Sin embargo, su inicio de liga fue complicado y su reacción ante la adversidad fue de auténtico campeón. En los ocho primeros partidos tan solo acumuló 80 minutos, una cifra muy baja en los que el Huesca superó una primera crisis de resultados, hasta que llegó el partido de Mallorca. En la isla, Melero jugó los 90 minutos, el Huesca perdió 3-0 y el futbolista se llevó las peores críticas, las del que entra por primera vez en un equipo como titular y cae contundentemente. Tan merecidas como excesivas en algún caso.
Todo el mundo pensaba que estaba muerto, menos él, él solo estaba de parranda que dice la canción. En esos siete días Melero tuvo tiempo a pensar, reaccionar y darle la vuelta a la tortilla para sumar en los siguientes 33 partidos 31 titularidades, faltando únicamente a dos encuentros por sanción: Nàstic de Tarragona y Rayo Vallecano. Una barbaridad. Datos de pieza angular.
Melero es uno de esos jugadores que no brillan por jugadas apoteósicas, grandes cifras de goles o paradas increíbles. Si no todo lo contrario, salvo goles esporádicos de cabeza o en llegada en segunda línea, el papel de Gonzalo Melero ha sido el de estar en todas partes y en todas bien, excelentemente bien diría. Su labor en el vestuario y el fomentar el apoyo al club en las redes sociales continuamente también juegan en su favor. Y todo eso el cuerpo técnico, el club y toda la ciudad se lo ha reconocido.
La renovación de Melero es una de esas noticias que te hacen ver la semana de otro color.
Otro Melerista confeso. Y más tras ver su entrevista en caliente en Movistar+ sobre el césped de Getafe 5 minutos después de haber terminado partido: el tío roto, emocionado y al borde del llanto acordándose en todo momento de la afición. Un tío plenamente integrado que vive y sufre por nuestros colores azul-granas. Para mí tiene la cabeza mejor amueblada del vestuario. Con esta renovación, y encima por tres años, a mi me ha terminado de conquistar.