Michele Diana, conocido como ‘El Gladiador’, nació un 22 de enero de 1993 en la provincia de Caserta, concretamente en Capua, a unos pocos kilómetros de Nápoles, equipo del que es aficionado. Empezó en el Benevento, para continuar en un Pescara cuyo primer equipo lo formaban jugadores como Verrati, Immobile o Insigne. En España, su primer club fue el Cádiz, donde coincidió con Raúl Agné. Después, jugó en el Arcos, Marbella, Mérida y, en el mercado de invierno de 2018, llegó al CD Ebro, donde milita actualmente a sus 26 años.
P: ¿Cómo recuerdas tu primer contacto con un balón?
R: Cuando era muy pequeño, al principio yo no jugaba a fútbol. Hacía un arte marcial: el taekwondo. Empecé muy tarde en comparación con los demás, hace 12-13 años, pero siempre he tenido esa pasión por jugar a fútbol. Recuerdo que empecé a jugar en la calle, en campos de tierra.
P: ¿Y por qué ese paso del taekwondo al fútbol?
R: Desde pequeño era una pasión que tenía por dentro. Yo sabía que quería jugar a esto, aunque al principio para mi no era fácil ya que cuando era más pequeño tenía otras cosas que hacer más importantes como los estudios. Pero mi emoción era tanta que quería serlo sí o sí, y al final terminé el cinturón negro de taekwondo y empecé a jugar a fútbol.
P: Hablando del taekwondo, ¿notas alguna ventaja por ello?
R: En algunos gestos como la movilidad o la elasticidad la verdad que lo noto mucho. Todo lo que hice en el taekwondo me está ayudando mucho a nivel físico: a ser más rápido, a tener una mayor elasticidad en mis movimientos… para mí ha sido muy importante.
Una vocación muy clara
P: En cuanto a tu posición, ¿siempre has querido ser central?
R: Sí, desde el principio, porque traslado las características del taekwondo como la fuerza física o la elegancia de los gestos de este arte marcial. Quería reflejar también en mi fútbol esa elasticidad, esa agresividad, esa fuerza y habilidad, y al final adaptarlas a esa posición del campo.
P: Ya por entonces, ¿tenías algún ídolo?
R: Si hablamos de futbolistas, al ser central, uno piensa: ‘tu ídolo será un defensa’. Pues no, mi ídolo era Ronaldinho, fíjate lo que te digo. Cuando era pequeño veía sus partidos y me enamoraba. En Italia, yo compraba el fútbol para ver los partidos del Barcelona, imagínate cómo estaba de loco. Me compraba su camiseta, tenía hasta el mismo pelo… era un enfermo de Ronaldinho.
P: ¿Y en qué momento decides dejarlo todo en Italia y venir a España?
R: Fue a los 18-19 años, cuando salí del Pescara. En ese momento tuve una lesión grave, se me salió el hombro, me tuvieron que operar y me quedé alrededor de cinco meses parado. Después, recibí una llamada del Cádiz, y para mí fue una oportunidad muy importante, así que decidí coger la maleta, venir a España y arriesgarlo todo.
Adaptación y superación
P: ¿La adaptación fue más fácil o difícil de lo que te esperabas?
R: Los primeros meses fue complicado. Primero porque no hablaba ni una palabra, llegué aquí sin saber nada de español, ni hola ni nada. Segundo, porque tenía que adaptarme al tipo de fútbol de aquí, que es diferente, es más técnico, más fútbol, y si además a eso le añades el idioma… Pero después de esos meses me adapté bien, la verdad.
P: O sea, crees que hay diferencias entre el fútbol español y el italiano.
R: Sí, el fútbol italiano es más táctico, más físico, pero el fútbol español es más técnico, más bonito de ver. Y por eso para mí es una de las Ligas más fuertes del mundo, porque es fútbol de verdad.
P: ¿Pensaste en algún momento en volver a Italia?
R: Pues… llevo un año un poco complicado. El año pasado también, por un problema familiar, y sí que he tenido momentos de bajón. Yo aquí vivo solo, entonces tengo un apoyo, pero es lejano, y cuando tienes un problema un poco más grave en Italia, donde está tu familia… A veces dices: ‘Uf, quiero ir a Italia para apoyar a mi familia’, pero al final tu gente te ayuda y te dice que aguantes, que resistas, y sigues para adelante.
Así es su trayectoría
P: ¿En qué momento te diste cuenta de que podías ser jugador profesional?
R: Fue cuando me empezaron a llamar en Italia equipos ya importantes como, por ejemplo, el Pescara o el Benevento, que ahora está en Segunda División. Ahí empecé a entender que tenía algo si recibía esas ofertas.
P: De hecho, estuviste a punto de firmar por el Arsenal Kiev, de la Primera División Ucraniana, antes de venir al CD Ebro ¿qué paso?
R: Recibí una llamada de Fabrizio Ravanelli, un exdelantero de la Juventus, que en esos momentos era el entrenador, diciéndome que me quería para su equipo. Fui a hacer la pretemporada, y después, por alguna cláusula de contrato -digámoslo así-, no llegué a un acuerdo firmado y decidí volver a España para estar más a gusto y tranquilo.
P: Para aquellos que todavía no te hayan visto jugar, ¿cómo te definirías?
R: Como un defensa contundente, rápido, agresivo, que intenta transmitir al equipo y a la defensa mi carácter. Me gusta ir al corte, hacer las coberturas… Soy un defensa más físico y táctico, vamos.
P: ¿Y tienes alguna manía antes de saltar al campo o durante el partido?
R: Cuando entro al campo lo hago con el pie derecho y me santifico tres veces. También me toco un costado, donde tengo un tatuaje de Jesús con un niño pequeño, que simboliza la protección que realizaría mi padre conmigo. Refleja que me cuida en mi vida y me protege.
Mirando al futuro
P: Has sido elegido mejor central del Grupo III de Segunda B. ¿Crees que estás en el mejor momento de tu carrera?
R: Creo que durante el año he mejorado muchísimo. También es la temporada en la que he jugado más partidos, en la que me encuentro mejor físicamente y en la que estoy rindiendo más, y creo que es un punto para empezar a subir poco a poco.
P: ¿Tienes algún momento marcado como el más especial en tu carrera?
R: Quizás un partido de un Trofeo en Italia contra el Inter, donde tuve que marcar a Icardi o, por ejemplo, el gol que hice el año pasado frente al Mallorca. Llevaban un año y medio sin perder en casa y fuimos allí, ganamos 0-1 y metí gol. Fuimos el único equipo que ganamos en su campo esa temporada. Aunque también este año la Copa del Rey fue para mí una locura, jugar en La Romareda, en Mestalla…
P: ¿Qué sentiste en esos momentos?
R: Ahí te sientes futbolista. Yo creo que un chaval como yo no puede pedir más. Una afición que te apoya, un campo de esas dimensiones… eres un futbolista al 100%.
P: ¿Y tienes algún sueño próximo?
R: Yo creo que el Mundial sería el sueño de todos, si uno no sueña con él… Pero yo creo que sería intentar saltar un escalón más. Para mí sería ya cumplir un sueño y tener una recompensa a todos estos años que llevo aquí en España luchando para conseguirlo.
P: Entonces, ¿crees que estás en el año de dar el salto a la siguiente división?
R: Yo creo que he mejorado mucho. Quedan dos partidos y voy a ir al máximo para que alguien se fije en mí y quiero llegar como sea a Segunda División, eso sí.
Analizando el fútbol actual
P: ¿Hay algo que no te guste del fútbol actual?
R: Se suele decir que hay mucha mentira. Hay mucha gente que te hace creer cosas que al final no se cumplen, y esto a los chavales más jóvenes puede desgastarlos anímicamente. En verdad, a nosotros nos tratan muchas veces como mercancía y eso no está bien, porque al final somos personas. Yo preferiría una persona que no te diga nada pero que al final no te engañe; pero bueno, eso pasa en todos los lados, en todos los aspectos de la vida.
P: ¿Qué te hubiese gustado hacer si no hubieses acabado como jugador profesional?
R: Mi mayor pasión es el fútbol, pero también lo que hace mi padre en Italia, la construcción. Para mí sería un logro enorme ayudar a mi familia en mi empresa. Aunque yo, la verdad, como me gusta mucho la restauración, me gustaría abrirme un restaurante, pero me gustaría hacerlo aquí. Me encantaría planear mi futuro en España.
P: O sea, que España te ha acabado gustando.
R: ¡Por supuesto! Fíjate que llevo un año hablándolo con mis hermanos y mi familia que me gustaría que se vinieran ellos para acá, imagínate. Empezar a organizar bien las cosas y que se vengan aquí conmigo. Para mí, sería espectacular.
P: Y en cuanto a equipo, ¿dónde te ves el próximo año?
R: Yo ahora mismo, para no descentrarme, no estoy pensando en nada; porque, además, si empiezo a pensar se me va la cabeza. Entonces, me quedan dos partidos, quiero ir al máximo, estar centrado, y cuando acabe el 19 de mayo mi último partido, ahí empezaré a pensar, a ver qué llega -si llega algo-, y ahí decidiré.