ZARAGOZA | Miguel Ángel Ramírez busca soluciones diferentes para el Real Zaragoza. El técnico se plantea cambiar un sistema que ha definido sus primeros pasos en La Romareda. Siempre impopular en Zaragoza, tampoco ha sido un dibujo vencedor en sus intentos. Ramírez solo ha alcanzado un triunfo en sus cinco partidos en Zaragoza. Fue ante el Málaga, en La Rosaleda, en un ejercicio que combinó el fútbol y la fe, el juego y la reacción. En el resto de sus estaciones hay dos empates (Tenerife y Cádiz) y dos derrotas (Elche y Albacete).
Los tres centrales, una condena para Miguel Ángel Ramírez
El sistema, cada vez más mixto, ha tenido siempre más detractores que seguidores. También una fama más conservadora que valiente, que no siempre se ha ajustado a la realidad de todas las cosas. La mayor catarsis llegó frente al Tenerife, en el estreno de Miguel Ángel Ramírez en La Romareda. El modelo del técnico generó rechazo ante su público, cuando se mascaba una derrota ante el colista. En un fenómeno sin precedentes, una parte de la grada pidió la dimisión del recién llegado y hubo un dardo claro hacia su modelo: “Saca un defensa, Ramírez, saca un defensa”.
Quizá entonces la suerte le dio una pista que MAR no ha querido seguir hasta ahora. El Zaragoza logró el empate en dos espasmos, cuando prescindió de un defensa, cuando modificó su libreto. La receta se repitió en Albacete, por mucho que no alcanzara para las tablas. Entonces Dani Gómez firmó el gol de la esperanza, con cuatro defensas y una acumulación mayor de delanteros. Al margen de los matices que MAR ha ido introduciendo, el técnico juega ante una fama que no le corresponda solo a él, sino a los años de dolor y frustraciones, a todos los técnicos que defraudaron en el camino.
Un dibujo y sus matices
Miguel Ángel Ramírez no ha inventado el sistema de tres centrales en Zaragoza. Con aplicaciones ofensivas en el fútbol de hoy y en el de siempre, en Zaragoza suele vencer el matiz defensivo al ofensivo. Siempre parece haber más veces cinco defensores que tres centrales. Más híbrido con MAR que con nadie, conviene recordar la primera aplicación en el curso no fue suya, sino de Víctor Fernández.
El técnico del Barrio Óliver eligió el modelo como punto de partida ante el Granada, Deportivo y Eibar en Liga. Nunca sirvió para vencer. Su aplicación tenía que ver con una debilidad: Víctor creyó que había que situar tres centrales porque ninguno de sus defensores se sostenía en pareja. La temporada ofrece un cálculo revelador: de las 8 veces que ha sido usado desde el inicio, el Zaragoza solo ha vencido un partido, ha perdido cuatro y ha empatado tres. También con Víctor en el banquillo, el sistema fue poco fructífero en la temporada pasada: con un triunfo (Huesca), un empate (Leganés) y dos derrotas (Burgos y Oviedo) en ese contexto.
Precedentes y una solución para Miguel Ángel Ramírez
El modelo carga con una fama negativa que no se entiende sin dos precedentes. En 2018, Lucas Alcaraz aplicó el modelo sin éxito, en dos meses de pesadilla, que registró un balance de 5 de 24 puntos posibles. Más reciente fue la elección de Julio Velázquez, sobre el que pesa también otro recuerdo muy amargo. Velázquez se aferró a ese modelo, en un estudio de alcanzó la decena de partidos. Con ese sistema se sumaron tres victorias (Leganés, Andorra y Sporting), cinco empates (Espanyol, Amorebieta, Levante, Eldense y Alcorcón) y dos derrotas (Eibar y Cartagena). Y la poderosa sensación de que el Zaragoza se alejaba de su tradición de siempre.
Miguel Ángel Ramírez no descarta cambiar el rumbo y su partitura. El problema no reside solo en el sistema de tres centrales, sino en los tres centrales que tiene para defender. Ante la negativa de todo el mundo, en el horizonte aparece el rombo para su media, en una figura geométrica que siempre pareció de moda en Zaragoza. Curiosamente, la mejor huella de Lucas Alcaraz quedó registrada en una rueda de prensa. Llegó a través de una frase que hoy puede volver, justo cuando se extingue su sistema de cabecera: “Aquí el rombo es trending topic”.