ZARAGOZA | Miguel Puche (Tarazona, 2001) pertenece a una generación especial en la cantera del Real Zaragoza. Integrante de una quinta ganadora, su mirada se ilumina al recordar el gol que hizo campeón al juvenil de Iván Martínez en División de Honor.
Han pasado cuatro años desde entonces y está cerca de completar su primer curso en la primera plantilla. El canterano confiesa que no ha sido un año sencillo para él. En este punto de la temporada, se encuentra más cerca de sí mismo, cómodo ante la confianza que le demuestra Escribá. Puche está ahora feliz, preparado para una recta final en la que volverá a ser importante.
De fondo, se escucha el sonido de los tacos sobre el cemento y el ruido del cortacésped. Puche nos recibe sonriente en La Ciudad Deportiva, dispuesto a sincerarse en esta amplia entrevista.
Estamos en el sitio en el que todo empieza, ¿qué recuerdas de tu primer día en La Ciudad Deportiva?
No fue hace tanto. Llegué aquí en mi segundo año de juvenil. Recuerdo que vine con mis padres y que nos pasamos la salida de la carretera. Estaba muy nervioso. No sabía dónde tenía que ir, el personal del club me tuvo que ayudar. Entré al vestuario sin saludar a nadie, por pura vergüenza. Mis compañeros me recibieron muy bien, sobre todo Francho Serrano. Habíamos coincidido en algún torneo y fue el primero que me vino a hablar.
Ahí empezó una amistad muy especial, que forma parte de casi todos tus recuerdos en el Real Zaragoza…
No voy a decir que es mi hermano porque puede parecer una exageración, pero casi. Francho fue el primero con el que hablé y con él he vivido muchas cosas. Es una relación que se ha mantenido durante todos mis años aquí. Con Francés, con Azón o con Luna he coincidido casi siempre pero ha habido alguna excepción. Francho me abrió las puertas de su casa desde el primer día y le estoy muy agradecido a él y a sus padres. Me hizo la vida mucho más fácil en Zaragoza.
El día que ganamos la Copa de Campeones fue el más feliz de mi vida. El gol más especial que he marcado fue el del Reus, para ganar el título de liga en División de Honor Juvenil. Fuimos todos hacia la grada y yo me puse a llorar en plena celebración
Llegaste en juvenil y lograsteis los triunfos casi de inmediato. ¿Cómo los recuerdas?
Con mucho cariño, son momentos muy especiales. Es verdad que empezamos el año bien, pero al principio ni siquiera nosotros confiábamos mucho en lo que podíamos hacer. La forma en la que avanzó la competición nos hizo creer en nuestras posibilidades, en todo lo que nos decía nuestro entrenador: Iván Martínez. Y así fue. Llegar aquí y conseguir todo lo que logramos fue increíble. El día que ganamos la Copa de Campeones fue el más feliz de mi vida.
Y como hilo conductor aparecen tus goles, una especie de don que se manifiesta en las grandes ocasiones…
Sí, el más especial fue el que marqué en Reus para ganar el título de liga. Con él empezó todo. Recuerdo que tras lograrlo fuimos todos a la grada y yo me puse a llorar en plena celebración. El de las semifinales en La Copa de Campeones también fue muy emotivo.
Ese equipo no se entiende sin Iván Martínez, ¿crees que el Zaragoza tiene una deuda histórica con él?
Bueno, creo que los caminos se separaron por lo que fuera y lo que tenga que ser en el futuro, será. Sigo teniendo relación con él y le estoy muy agradecido, por cómo me recibió en mi primer año. Con él tuvimos la oportunidad de jugar la Uefa Youth League y conseguimos lo más grande que podía conseguirse.
El estreno en el primer equipo
Cuando debuté con el Real Zaragoza, estaba tranquilo. JIM me dijo que era mi momento. Es un entrenador muy especial: a los jóvenes nos trataba como si fuéramos sus hijos. Le debo mucho.
Saltamos a agosto de 2021, al momento de tu debut en el primer equipo. ¿Qué imágenes te vienen a la cabeza?
Yo pensaba que iba a estar más nervioso de lo que estaba. Durante la tarde, en el hotel y en el autobús, no pude estarlo más. Pero en el momento de saltar al césped, estaba tranquilo. Iba a jugar a fútbol, a hacer lo que llevo haciendo toda la vida. Es verdad que ese día hacía mucho calor y La Romareda no estaba tan llena como suele estar, pero fue una pasada.
¿Te acuerdas de lo que te dijo Juan Ignacio Martínez antes de entrar?
Sí. Me dijo: “vamos chaval, que este es tu momento”. JIM era especial, muy cercano. A los jóvenes nos trataba como si fuéramos sus hijos. Me acogió muy bien, me dio confianza y cariño desde el primer día. A él le debo que hoy pueda estar aquí.
Y el siguiente salto temporal llega en tu primer gol en La Romareda, frente al Fuenlabrada. ¿Cómo se explica un momento como ese?
Es una sensación que no se puede describir. La alegría y la euforia te recorren cada parte de tu cuerpo. No se me pasó nada por la cabeza. Vi cómo entraba el balón y corrí como un loco hacia dónde podía. Es una sensación tan diferente a lo que se suele vivir que parece inexplicable.
La apuesta por Puche en el cierre de mercado
Sabía que el club contaba conmigo para estar en la primera plantilla y me habían sugerido la posibilidad de alternar con el filial. Se rumoreaba que querían traer a alguien más para los puestos de ataque. Al no llegar ese fichaje, me dieron a mí la oportunidad.
En el final del verano siguiente, no llega ningún fichaje en el cierre de mercado y el club te promociona a ti para el primer equipo. ¿Cómo fue ese día?
Yo sabía que el club contaba conmigo para estar en la primera plantilla toda la temporada. Incluso habían pensado que si no jugaba mucho, podía bajar al filial. Ese último día me llamaron a mí y a mis representantes. Querían renovarme y que fuera una pieza que tomara importancia con el tiempo. Cuando llegó esa llamada, estaba con mi compañero de piso comprando en IKEA. Cuando me lo dijeron, cogí el coche y me fui rapidísimo. Quería llegar puntual a toda costa y volví a sentir una alegría increíble.
¿Por qué crees que esa noticia llegó ese último día y no un poco antes?
No sé, se rumoreaba que querían traer a alguien más para los puestos de ataque. A mí me habían sugerido la posibilidad de alternar con el filial. Es probable que al no llegar ese fichaje, me dieran a mí la oportunidad.
El zaragocismo no recuerda a Miguel Torrecilla de manera amable, ¿cómo te acordarás tú de él?
Yo no puedo hablar mal de Torrecilla. Al final, aunque no fuera exclusivamente, renové gracias a él. Se decidió por mí en ese último día y siempre le estaré agradecido.
En este curso lograste anotar ante el Leganés. Dio la sensación de que lo marcabas tú, pero que lo celebraban todos…
Mis compañeros han visto mi esfuerzo durante todos los días. En el campo, en el gimnasio, en la nutrición, todo lo que incluye ser futbolista. Es verdad que solo es un gol, que no puede ser para tanto, pero es una recompensa y un premio que buscas con el trabajo. Marcar es lo que se le pide a un delantero y a mí me liberó mucho. No me imaginaba que iban a celebrarlo tanto conmigo, pero esa alegría de todos fue muy emotiva.
Su primer año
Ha sido un año duro a nivel profesional y personal. No siempre he podido mostrar el nivel que tengo, todo lo que puedo dar. El gol contra el Leganés me sirvió para soltar estrés, fue una recompensa y el premio que buscas con el trabajo.
Pareció que estabas al borde de la lágrima…
Sí, ha sido un año duro, a nivel profesional y personal. Ese gol me sirvió para soltar estrés y un lastre. Me sentó muy bien.
¿Por qué ha sido para ti un año tan complicado?
Jugué el primer partido de la temporada ante Las Palmas y en los siguientes encuentros, me encontré bien. Después, hubo un momento en el que empecé a participar menos. Yo sentía que no acababa de mostrar el nivel que tengo, el que puedo dar. Después, fuera del fútbol, también he tenido temas personales que me afectaron mucho en su momento. Con el paso del tiempo, he vuelto a jugar con más frecuencia, a subir el nivel y me he acercado un poco más a lo que soy como jugador. Los temas personales también se han calmado y estoy preparado para ofrecer el rendimiento que se espera de mí.
¿Qué has aprendido en tu primer año como profesional? ¿En qué es mejor el Puche de ahora, respecto al jugador que debutó ante el Ibiza?
Creo que he aprendido a jugar más tranquilo, más calmado. Antes quería ir a todos lados y me volvía un poco loco. Ahora he dado ese paso de madurez, he entendido cuando tengo que hacer los esfuerzos. No han sido dos años geniales, como todos querríamos, pero mentalmente he crecido mucho. He trabajado ese apartado: se nos presentan momentos difíciles en los que tienes que creer en ti y seguir insistiendo, porque no hay otra posibilidad.
¿Has trabajado con alguien esa fortaleza mental?
Sí, el año pasado fui a una psicóloga durante unos meses. Me ayudó mucho en el ámbito profesional y personal. Y además siempre me he rodeado de toda la gente que me quiere: ese es el apoyo que más me llena.
La confianza de Escribá
Fran Escribá apostó por mí desde que llegó. Vino a hablar conmigo y me dijo que me veía aquí, que podía dar mucho. Él valora ese esfuerzo que muchas veces no se ve, el trabajo en silencio.
Fran Escribá te elogia en privado y en público siempre que tiene la oportunidad. ¿Qué importancia le das al técnico en tu evolución?
Él apostó por mí desde que llegó. Lo ha hecho en banda, donde siempre he jugado, y como delantero. Al principio me costó adaptarme, pero ahora estoy más suelto y acostumbrado. Escribá me ha dado mucha confianza, también para estar en un lugar que no es sencillo. Todos tenemos presión, pero el delantero tiene siempre un punto añadido, por la necesidad de marcar. Vino a hablar conmigo y me dijo que me veía aquí, que creía que podía dar mucho. Él valora ese esfuerzo que muchas veces no se ve, el trabajo en silencio. Sabe que soy un futbolista que lo da todo.
¿Te ha cambiado la presión o sigues siendo el mismo?
Más que la presión de la afición, ha cambiado un poco lo que me rodea. En la banda puedo estar más liberado, arriba tengo que fijar a los centrales y es importante mantenerme en ese lugar. Cuando eres parte del primer equipo, sientes más ese peso sobre los hombros y te puede lastrar. Pero si he cambiado mi forma de jugar es porque ahora actúo en posiciones diferentes.
Intuyo que es en la banda dónde más cómodo te sientes…
Quizá estoy más acostumbrado. Pero creo que, poco a poco, he conseguido sentirme más cómodo como delantero.
La confianza del técnico se demuestra también en una cifra: has jugado 32 de los 38 partidos. Muchas veces como el primero de los cambios, en la NBA serías el sexto hombre ¿Cómo se adapta un jugador a ese rol?
Desde fuera se puede ver que yo voy a dar todo lo que tengo, independientemente de si juego dos minutos, cinco o noventa. No es un rol difícil de aceptar si entiendes el contexto. Soy consciente de que es mi primer año, del punto en el que estoy y de lo que voy consiguiendo poco a poco. Aún así, quiero tener más importancia y, de cara al año que viene, ganarme más minutos.
Compañeros y ejemplos
El jugador que más me ha impresionado esta temporada ha sido Giuliano Simeone. Ha aparecido en los momentos difíciles. Cristian Álvarez es nuestro ángel, nuestro salvador. Francho Serrano ha dado un paso adelante, ha cogido las riendas del equipo.
¿Qué consejos te da Escribá?
Me pide que juegue tranquilo, que sea yo mismo. No hace falta que me diga mucho, porque sé que confía en mí. En eso es diferente a Juan Ignacio Martínez. JIM te lo expresaba, con Fran Escribá tú lo sientes.
¿Quiénes son los compañeros que más te han impresionado?
El primero, igual que a todos, ha sido Giuliano Simeone. Ha tenido fuerza para aparecer en los momentos difíciles. Es el máximo goleador, lo ha jugado todo y ha mantenido al equipo. Cristian Álvarez, como siempre, ha sido nuestro ángel, nuestro salvador. Es una pena que Iván Azón haya tenido mala suerte con las lesiones, porque siempre es importante en este equipo. Francho ha dado un paso adelante en el último tramo, ha cogido las riendas del equipo. A Carlos Nieto también se le nota con mucha confianza, se ve de lejos que está en su mejor momento. Y no puedo dejarme a Bebé…
¿Cómo defines al portugués?
Es un futbolista que tiene un regate espectacular y un disparo increíble. Uno puede aprender mucho a su lado. Me gusta ver cómo encara, su forma de conducir y de posicionarse para el disparo…
¿Cómo llevas el peso de la crítica?
Antes escuchaba y leía más a los medios, pero ahora no lo hago. Acepto las críticas que sean constructivas, las demás no me valen de nada. Y escucho la opinión de las personas que me rodean y de la gente que sabe de fútbol. Presto atención a los que quieren ayudarme en mi futuro, a los que sé que quieren lo mejor para mí.
¿Con cuál de esos consejos te quedas?
Como siempre he sido un jugador impulsivo, me ha servido mucho que me pidan tranquilidad y no ir a todos los balones. También que me enseñen a leer el juego y a interpretar los espacios. No distraerme siempre con el balón, para encontrar tu propio lugar y el hueco en el que puedo hacer daño.
El cierre de temporada
Creo que una de las claves de nuestra evolución en estos diez encuentros ha sido el crecimiento como bloque. En el vestuario hay un gran sentimiento de unión y yo quiero aprovechar los últimos partidos para ganar minutos, experiencia e importancia.
La lesión de Simeone es una desgracia para el Real Zaragoza y para todos, pero te ofrece mayores posibilidades de ser titular. ¿Qué importancia pueden tener estos cuatro partidos en tu carrera?
Pueden ser claves para alcanzar más minutos, experiencia e importancia. Quiero aprovechar la oportunidad y me gustaría mejorar mis cifras. Estos partidos me pueden servir para acabar con mejores sensaciones. Creo que cerrar bien la temporada me dará mucha confianza para el curso que viene.
El Zaragoza llega a ese punto en el mejor momento de la temporada. ¿Cuáles son para ti las claves de esos 10 partidos sin derrota?
Creo que el crecimiento como bloque. Hemos logrado mantener la portería a cero, una circunstancia vital para empezar a crecer en los partidos. Ha sido fundamental el sentimiento de unión que hay en el vestuario, siempre hemos sabido que todos íbamos en la misma dirección.
¿Quién pone la música en el vestuario?
Últimamente Bebé y Pape. Luna a veces se atreve. Y siempre es música muy animada, reggaetton. Hay que aguantarlo…
¿Quién es el más divertido de la plantilla?
Eugeni es muy gracioso, aunque no lo parezca. En nuestro grupo de canteranos me río mucho con Francés y Francho. Pero la gente no sabe que Jair es también uno de los más divertidos.
El futuro de Miguel Puche
Todavía no he hablado con Cordero. Quiero quedarme y ser cada vez más importante. Solo me veo aquí, en el Real Zaragoza.
¿Has tenido la oportunidad de hablar con Juan Carlos Cordero? ¿Sabes ya los planes que tienen contigo?
No, de momento no hemos hablado nada sobre mi futuro. Yo quiero quedarme aquí, ser cada vez más relevante y elevar ese punto de rendimiento que yo sé que puedo dar.
¿Salir cedido sería para ti una derrota?
No, pero yo me veo solo aquí, formando parte del equipo del año que viene. Quiero ser cada vez más importante en Zaragoza, en el club de mi vida.
Hemos hablado de los consejos que te han dado, pero ¿qué recomendaciones les haces a los canteranos que han aparecido después de ti?
Sobre todo, que aprendan a escuchar. Cuando subí al primer equipo me di cuenta que los consejos de Zapater, de Cristian o de otros compañeros que vivían situaciones similares a la mía, como Francho, te pueden ayudar mucho. Mucho más de lo que te puede parecer en el primer momento.
Ídolos
Cristian Álvarez fue un apoyo muy importante cuando llegué. Le gusta que juegue con las medias bajas. Me decía: “Puche, tú siempre en mi equipo”. No hay nada como su ejemplo y su ayuda.
Me interesa especialmente lo que le has escuchado a Cristian. Hace un rato le definiste de un modo muy especial, ¿cómo es la persona que hay detrás de ese ángel?
Cristian Álvarez es una persona increíble. Y fue un apoyo muy importante cuando llegué. Le gustaba mucho que jugara con las medias bajas y me repetía todos los días lo mismo: “Puche, tú siempre en mi equipo, tú siempre junto a mí”. Él y Zapater son los capitanes y los jefes del equipo y no hay nada como su ejemplo y su ayuda.
Ellos son tus referentes de ahora, pero cuando eras niño, ¿a quién te querías parecer?
Siempre a David Villa. Siempre fue mi ídolo. Lo seguía en el Zaragoza y en el Valencia. También me gustaba David Silva, pero nadie como Villa. No me podía perder un partido suyo.
Supongo que la Ciudad Deportiva también te ha dado ejemplos más cercanos, ¿cómo eran?
A Francho siempre se le vio que tenía un pie diferente. Iván Azón tenía ese saber estar y ese gol que ha mantenido en la élite. Y a mí me impresionó desde muy pronto Andrés Borge, que debutó junto a Francés. Me parece un jugadorazo; es de los típicos futbolistas que no brillan pero que siempre juegan bien.
Nos quedan algunas preguntas clásicas para cerrar, ¿qué significa para ti el Real Zaragoza?
Ha sido mi vida en los últimos años. Soy lo que soy gracias al Zaragoza y desde pequeño ha sido el club de mi vida. Y quiero que dure.
No hace falta que te pregunte qué gol sueñas con marcar…
El del ascenso, sería increíble.
Nos ponemos en esa situación. Picas al espacio, ¿quién quieres que te dé el pase?
Lo tengo claro, que sea Francho Serrano. En juveniles ya patentamos esa diagonal. Siempre Francho.