Se empieza a hablar del Real Zaragoza de la próxima temporada. Muchos se sorprenden de que se dé esta campaña por perdida y que con más de 3 meses de Liga por delante, se piense en la configuración de la plantilla para la temporada que viene.
Es natural. No hay que dejarse llevar por la ilusión que se despierta en cada zaragocista cuando gana su equipo. La dirección deportiva busca una forma de actuar sensata y responsable que esta vez sí, pueda fructificar en un equipo competitivo para el año 2019 – 2020.
No debemos olvidar que el Real Zaragoza se encontraba hace escasos dos meses en la situación más crítica de su historia. Víctor Fernández llegó al banquillo para ayudar a que no muriese el equipo que lleva en el corazón. Y ahí termina su labor, al menos, desde el banquillo.
Hace falta un plus
La profesionalidad del técnico así como su zaragocismo están más que demostrados, pero tampoco podemos pedirle que obre ningún milagro. Ha cambiado la cara de un Real Zaragoza que no daba miedo a ningún rival. Ahora, los blanquillos son un equipo competitivo, con identidad y garra.
Pero eso no es suficiente para poder optar a unos play off. Para ello hace falta una configuración de la plantilla acertada desde el primer momento, de forma que se logre la regularidad desde el comienzo de la temporada. Los problemas defensivos tienden a remitir, pero no así la falta de finalización del Real Zaragoza.
El problema de la delantera
La falta de pegada, ¿es problema de los delanteros o de quién les ha elegido como referentes atacantes del Real Zaragoza? Mas bien, lo segundo. Álvaro Vázquez está cumpliendo con su media goleadora habitual. No hay que olvidar que solo durante dos temporadas en toda su carrera ha superado los 10 goles.
La plantilla es lo que es, pero debe ser mucho más para que el Real Zaragoza logre regresar a Primera División. Por ello, lo mejor es pensar con calma en el futuro de cara a la próxima campaña. A día de hoy, deberemos conformarnos con la competitividad que el equipo demuestra semana a semana; pero milagros, tampoco.