No existe mejor viaje que el de regreso a casa. Y mucho más si es en fechas nevideñas. O eso pensamos nosotros. Pero no fue precisamente así para Víctor Fernández. Hoy hace un año el entrenador que se hizo hombre en el Barrio Oliver volvía a casa, casi en Navidad, pero por un motivo completamente diferente: salvar al Real Zaragoza.
Todos nos llevamos a la cabeza cuando sonó su nombre en los medios de comuncicación. “Es imposible. ¿Cómo va a venir Víctor? ¿Podremos pagarle?” pensábamos una gran mayoría de seguidores. Pero el entrenador que nos llevó a la gloria absoluta se remangó los pantalones y comenzó a deseponzoñar al Real Zaragoza de todos los males que le rodeaban.
Nadie en su sano juicio habría pensado que Víctor Fernández volvería al Real Zaragoza. Y menos cuando tras su última salida declaró que no lo haría. Pero, una vez más, mostrando su hombría y, sobre todo, su amor por el escudo del león, dejando el orgullo a un lado, resucitó a un equipo que estaba casi en su lecho de muerte.
De París a Majadahonda con Víctor Fernández
“Con Víctor Fernández nos fuimos a París” cantaba el pasado año la grada de animación. Y así es. ‘Vitín’ ha sido el entrenador que más alto ha llevado al Real Zaragoza. La grandeza en el deporte rey no se mide en títulos, sino que se hace observando el grado de complicidad de su afición con el equipo.
No les voy a engañar. Los menores de 25 años -incluso más- no pudimos presenciar el hito más grande de un laureado club como el nuestro. Pero les puedo asegurar que estamos orgullosos de lo que un día fue nuestro equipo y estamos ansiosos de poder vivir una gesta igual. Pero para eso tenemos que salir del infierno en el que estamos inmersos y no veo otra forma de hacerlo que con Víctor Fernández en a dirección técnica.
Eternamente agradecidos
Uno de los momentos más emotivos que ha vivido el zaragocismo en estos últimos años fue el 17 de mayo del presente año. Todo el estadio en pie, cantando, en una oda a la esperzanza, el “Víctor quédate”. El propio míster respondió con las lágrimas en los ojos. Debe ser tremendamente emocionante que toda tu gente te demuestre el cariño y el afecto que te tienen.
La afición está entregada con su equipo y con su entrenador, que es “un ultra más”. El entrenador, en este caso, es un representante de la hinchada en los banquillos. Un aficionado más que lleva muy adentro el escudo del león. Un zaragocista que demuestra su sentimiento por el club que le dio la oportunidad día tras día y que, con total seguridad, nos sacará del infierno y nos llevará a la gloria.