El alicantino, que pone fin a su andadura en el Sporting, llega cedido para vestir la elástica del Huesca. El cuadro asturiano refuerza a un rival directo en Liga pero se deshace de una de sus fichas más altas.
Llegó uno de los fichajes esperados. Quizá no el último. La SD Huesca se estaba moviendo en el mercado sigilosamente y todo hacía indicar que se reforzaría con un portero que supliese a Remiro cuando este causase baja, bien por lesión o por sanción, y con un centrocampista que complementase esa parcela. Tras conocerse la llegada de Santamaría, se ha hecho oficial la incorporación de uno de los futbolistas con más talento de la categoría.
Moi Gómez (23 de junio de 1994), formado en las categorías inferiores del Villarreal, firmó por el Real Sporting de Gijón el verano de 2016. Antes, había completado una temporada, la 2015/16, en las filas del Getafe en Primera División tras salir del equipo castellonense por vez primera. Su último curso en Villarreal llamó la atención del equipo azulón, donde poco a poco fue cogiendo protagonismo y donde terminó cuajando una gran campaña en la élite del fútbol español.
El centrocampista fue traspasado al Sporting tras desvincularse del Villarreal para seguir disfrutando de minutos en la máxima categoría y fue ahí cuando coincidió con Rubi, el actual técnico del Huesca. El entrenador llegó a la entidad sportinguista en enero de 2017 para intentar salvar a una escuadra que, sin embargo, consumiría su descenso a Segunda División esa misma temporada.
Este curso, en el Sporting, el jugador natal de Rojales ha sido importante en los esquemas de Paco Herrera en el primer tramo de competición, acumulando 10 titularidades en 21 partidos disputados y habiéndose estrenado como goleador, faceta en la que no destaca, puesto que ha anotado 5 goles en las últimas dos temporadas y media. Se enfrentó al Huesca en El Molinón el pasado mes de octubre completando todo un encuentro que terminó en tablas (1-1).
Rubi ya tiene a ‘su’ interior
Con Rubi, Moi Gómez era titular de forma habitual y hasta fue reconvertido sobre el terreno de juego. Si con el ‘Pitu’ Abelardo resultaba decisivo acelerando desde cualquiera de los dos costados, con el barcelonés ocupó zonas más interiores, más retrasado y centrado. Resultó fundamental en las recuperaciones de balón, pero no perdió su carácter llegador desde la segunda línea.
Asociación, desequilibrio y creatividad. Todo en uno para la medular de un Huesca líder que quiere seguir mirando por el retrovisor a los 21 conjuntos de la Segunda División.