HUESCA | Del 5 al 11 de abril, el Equipo Femenino de Alpinismo (EFA) celebró su segunda concentración del año en el entorno del macizo de Monte Perdido. Las buenas condiciones de la nieve y el alto nivel de motivación del grupo permitieron disfrutar de una experiencia intensa de esquí-alpinismo y alpinismo clásico en uno de los paisajes más emblemáticos del Pirineo.
La concentración comenzó en el valle de Benasque, donde el equipo realizó un corredor en la Sierra de Chía. Allí compartieron técnicas de encordamiento y progresión. Esa misma noche se trasladaron al refugio de Bujaruelo, punto de partida de una travesía de cuatro días en esquí-alpinismo.
El grupo inició la ruta hacia el Puerto de Bujaruelo. Tras 40 minutos de caminata, colocaron las pieles de foca y ascendieron por la cara norte clásica del Taillón, coronando la cima bajo el sol y disfrutando de una nieve excelente en el descenso, que les llevó hasta el pueblo de Gavarnie. Allí se alojaron en el mítico Gîte le Gypaète. El día acumuló alrededor de 2.000 metros de desnivel positivo.
La segunda jornada arrancó con una caminata hasta el Plateau de Pailla, desde donde intentaron acceder al corredor Swan, pero decidieron dar media vuelta. En su lugar, descendieron esquiando hacia el Cirque de Estaubé y ascendieron por el corredor Tuquerouye hasta el refugio libre del mismo nombre para sumar otros 2.000 metros de desnivel positivo.
El equipo se dividió el tercer día: cuatro componentes coronaron la cima de Monte Perdido por la vía normal de la norte, abriendo huella y descendiendo por la Escupidera hasta el refugio de Góriz. Las otras cuatro se dirigieron al Cuello del Cilindro y subieron al Cilindro de Marboré por su aérea arista. Ambas cordadas se reencontraron en Góriz, donde celebraron el éxito de la jornada con merecido descanso.
El cuarto y último día de travesía, los planes de ascender a la Torre y al Casco de Marboré se vieron truncados por la meteorología. Ante la amenaza de nubes y lluvia, optaron por dirigirse directamente a la Brecha de Roldán para regresar a Bujaruelo. La lluvia las alcanzó justo al llegar a los coches. Antes de despedirse, el equipo aún tuvo tiempo de escalar al sol en las vías de varios largos de Foradada del Toscar, cerrando así una concentración intensa, técnica y muy enriquecedora.
“La concentración ha sido todo un éxito, gracias a las buenas condiciones y a la inmejorable motivación del equipo”, destaca Lucía Guichot, técnica del EFA.