ZARAGOZA | Toni Moya juega un papel fundamental en la nueva escena del Real Zaragoza. Víctor Fernández encuentra en él rasgos de un centrocampista del presente, de un tipo valiente, con fútbol, muy influenciado por sus años de cantera y un entrenador que cambió su suerte: Luis García Plaza. Aunque el beneplácito de La Romareda se lo ganó desde muy pronto, más por el perfil de futbolista que representa que por rendimiento, hay una etiqueta que le define para siempre: nunca un entrenador prescindió de él.
Moya viene de una temporada torcida, traumática, decepcionante en todas sus formas. No encontró ninguna de las condiciones que le llevaron a firmar por el Real Zaragoza en el verano del 2023 y su fútbol se perdió entre la inestabilidad. Aun así, ni club ni afición tuvieron con él la sensación de haberse equivocado. Y en ese punto, el centrocampista extremeño se aferra a una segunda oportunidad.
Una apuesta personal de Víctor
Dentro del Real Zaragoza, Víctor Fernández se ha convertido en su principal valedor. Seguro y tranquilo, le ha dado las llaves de su centro del campo, el lugar más preciado de todos sus equipos y la zona desde donde el Zaragoza comienza a cimentar su candidatura. En la configuración de la media hay un matiz que lo modifica todo en forma y fondo: el fichaje de Keidi Bare. En el alambre, Moya siempre ha sido un centrocampista menos vistoso, más previsible, cauto en la mayoría de sus decisiones. Y es lo que se pretende evitar con la incorporación del albanés, un tipo que siempre hace mejor a los que le rodean.
Moya no es futbolista de una noche de verano pese a que sus mejores ratos con la camiseta del Real Zaragoza hayan llegado en pretemporada. En Vitoria demostró ser un volante constante en su mejor forma, decisivo en sus intervenciones y con talento para dominar en la categoría. El Zaragoza de Escribá lo sufrió en sus carnes, en lo que fue una carta de presentación sorpresa. Ahora, Víctor le dibuja un contexto similar sobre el que explotar todas sus virtudes.
Faltan diez días para empezar la liga y todo indica que Moya partirá de inicio en Cádiz. En una pretemporada de pocas conclusiones, con lesiones en la medular y rumores de salida para varios de sus integrantes, su presencia representa una certeza sobre la que caminar, un argumento al que agarrarse.
Toda mala racha en La Romareda parece ser peor que en cualquier otro lugar. Suena a acto de brujería, pero es un relato que se repite. Moya, pese a todo, tiene un factor decisivo a su favor, un apoyo con el que no todos cuentan: el zaragocismo está de su lado.