En el día de Nacho Ambriz, el protagonismo del Huesca ha estado en el entrenamiento con varios nombres propios. El primero, Adolfo Gaich. Buen entrenamiento y buenos goles. Y esto, cuando se está a las puertas de uno de los partidos con más emoción para la parroquia oscense siempre es positivo. Que uno de tus delanteros esté enchufado antes de jugar en La Romareda es un soplo de optimismo. Más cuando los jugadores viven de lo intangible, de las sensaciones. Otra cosa es que Ambriz lo ponga de inicio. Si no, siempre podrá salir como revulsivo. Los otros dos nombres propios: Ferreiro y Cristian Salvador. Todo indica que se alistan para el partido… aunque muy posiblemente como recambios.
Que el Zaragoza-Huesca es un partido diferente a cualquier otro de la primera vuelta está más que claro. No se necesita espolear a tus chicos para que lo comprendan. Se palpa. Es distinto. Tenga la etiqueta o no de derbi. Para el técnico del Huesca sí que lo es. La palabra derbi la ha pronunciado en varias ocasiones. Y si el jefe define así el partido, la tropa le sigue.
A nadie se le escapa que el Huesca llega al partido con urgencias. De juego y de goles. El triunfo contra la Real Sociedad B fue empañado por la derrota contra el Tenerife en El Alcoraz. Ya habló Ambriz antes de enfrentarse al filial guipuzcoano con los capitanes. Ahora, desveló, lo ha hecho con sus jugadores, línea por línea. Ha querido empaparse, así, de sus opiniones para luego armar con los suyos el plan de ataque y contención ante un Zaragoza que juega bien, pero sin instinto de ‘killer’.
Nacho Ambriz es consciente de la rivalidad, le gusta que La Romareda presente una gran entrada y ni mucha menos desprecia esa presión que tiene que “sacar el carácter” de los jugadores. “Va a ser un buen partido, tenemos que disfrutarlos ante un buen equipo y hay que estar a la altura de lo que es este encuentro”, subrayó Ambriz.