ZARAGOZA | El Real Zaragoza busca renacer ante el Málaga, después de una semana en el diván. Al incendio le siguió una reformulación del club, una propuesta para el futuro. Bien sabe Miguel Ángel Ramírez que en este juego nada importa más que el presente. Y las verdades o las mentiras se descubren sobre el césped. Lo quiero para ayer, suele decir este juego, un día sí y otro también. La realidad del Zaragoza se mide en La Rosaleda, en una prueba veraz, en un duelo que exige una respuesta mucho más inmediata que las que se vieron ante el Elche o Tenerife.
Las palabras de MAR no apuntan a un cambio de sistema, sino a una modificación en la actitud, la voluntad de ser más protagonista y valiente de lo que el equipo ha podido ser hasta ahora. Enfrente estará el Málaga de Sergio Pellicer, un equipo con un plan muy marcado, decidido a ser un bloque, no a inventar el fútbol. La propuesta del Málaga se basa en la organización defensiva y en el vuelo de sus cachorros, en ese lugar de la escena Antonio Cordero y Kevin Medina ocupan el lugar de los distintos. Unos metros por detrás, Manu Molina es el cerebro, el jugador que nunca pudo ser en el Zaragoza. Le flanquea un jugador infatigable, el mejor guardaespaldas: Luismi Muñoz.
Miguel Ángel Ramírez y un cambio en Zaragoza
Miguel Ángel Ramírez se mueve en una pequeña contradicción. Su modelo necesita tiempo y el fútbol nunca lo ofrece, menos todavía en Zaragoza. La afición ya ha esperado mucho tiempo y muchas cosas diferentes de las que ya ha visto y el 1 de 6 que suma el técnico es un bagaje muy pobre, que precisa de una victoria para mañana. Cuestionado antes del parto, cree en un sistema que parece maldito en Zaragoza: ha sido utilizado cinco veces en este curso, para no vencer nunca. Capaz de convencer a los 300 aficionados que estuvieron en el RZ Contigo, MAR sabe que solo un triunfo le permitirá ganarse al resto de los escépticos, a aquellos que no creen en su reset.
La identidad de su propuesta quedará muy condicionada por la amplitud de sus bandas. Regresa Tasende y con él la voluntad de conquistar las alas. En el otro perfil, persiste una duda: saber si Ramírez elige la explosión de Luna o el fútbol más sostenido de Calero. Keidi ha demostrado que necesita compañía y un jugador del perfil competitivo de Kervin Arriaga puede contar también en las quinielas. Aketxe no acaba de arrancar, pero su zurda y su estatus juegan en contra de que pase por el banquillo. Con esa variable, Liso, Pau Sans y Ares compiten por el puesto que queda vacante. Arriba, Iván Azón es la mayor certeza del grupo, un sistema de ataque en sí mismo.
El esquema y los comportamientos
La idea estará por delante del dibujo y los comportamientos del sistema, repite Ramírez. El plan de cinco zagueros tiene variantes ofensivas, pero en Zaragoza solo se encuentran las aplicaciones defensivas. La clave de ese modelo reside precisamente en los defensores, en su capacidad para ganar duelos, para darle agilidad y continuidad a un juego que se ha llenado de pérdidas. No se trata solo de que Ramírez elija jugar con tres centrales sino de los tres centrales que tiene para elegir. Puestos a improvisar sobre el mismo sistema, quizá la mezcla de Luna y Calero en el sector diestro le da mayor capacidad en los mano a mano, una variante para abordar el partido con más riesgos. De momento, parece más una hipótesis que una solución propuesta por Ramírez.
Al margen del esquema, la afición del Real Zaragoza espera un comportamiento diferente y una victoria que celebrar. Le espera el último tren hacia el playoff, en casa de uno de los mejores locales. Si el fútbol solo tiene sentido con triunfos, el cambio de técnico también. En una semana delicada, que ha parecido un solo mes, el fútbol ofrece una conclusión reveladora: nada une más que una victoria.
Posibles alineaciones:
Málaga CF: Alfonso Herrero; Puga, Pastor, Monte, Víctor García; Manu Molina, Luismi, Antonio Cordero, Lobete, Sangalli; Dioni.
Real Zaragoza: Gaëtan Poussin; Marcos Luna, Bernardo Vital, Lluís López, Enrique Clemente, Dani Tasende; Kervin Arriaga, Keidi Bare, Ager Aketxe, Pau Sans; Iván Azón.